
Hortencia Palma Cáceres, Catequista y Corresponsal de Parroquia María Auxiliadora, Linares. Seré muy breve con mi testimonio. Como mamá y dueña de casa, he pasado este tiempo sólo con mi hija; mis hijos casados en sus respectivos hogares, sólo comunicados por celular, que ha ganado mucha importancia en estos días de distancia física, especialmente con los seres queridos y las amistades.
He vivido este tiempo de pandemia, al principio con ansiedad, un poco de angustia, pero desde mi fe, con la esperanza puesta en Dios, de que esto pase pronto. Durante el Mes dedicado a María Auxiliadora, hemos rezado el santo Rosario desde la casa y seguido la Eucaristía online, implorando al Divino Hacedor, salud y fortaleza para los enfermos, sabiduría y paciencia para las familias y profesionales que cuidan a estos hermanos nuestros que están sufriendo de esta crisis sanitaria; esperanza y consuelo para quienes pasan este tiempo solos, especialmente la gente mayor. Que cómo sea, sientan la cercanía y cariño de nuestras oraciones, que siempre tengan una mano amiga que les ayude.
También hemos tratado de estar preocupados de la Comunidad en especial los adultos mayores y las familias más vulnerables, hemos tratado de estar presente con llamados telefónicos, recados y saludos por medio de los mismos vecinos del sector.
Realmente, cuándo todo comenzaba, se veía más lejos de lo que pensamos, jamás imaginé que esto llegaría a ser lo que estamos viviendo. Y lo que más quisiera, sería retornar al trabajo, retomar las actividades pastorales en las capillas y la vida parroquia, en comunidad, la verdad es que todo eso se extraña y se necesita.
Ojala Dios y María Auxiliadora sigan cuidando de nosotros y confortando a quienes han perdido a un ser querido por culpa de coronavirus.