Durante el mes de octubre recién pasado, hemos vivido un período especialmente misionero, convocado por el Papa Francisco, con el fin de fortalecer la conciencia misionera de la Iglesia y de dar un nuevo impulso misionero a todas las comunidades cristianas.
La Iglesia es por naturaleza misionera (AG 2), esto quiere decir, que es la misión la que da sentido y razón de ser a la misma Iglesia. El Papa Pablo VI, recordó que la Iglesia existe para evangelizar (EN 14), esa es su vocación. Una comunidad cristiana (diócesis, parroquia, comunidad eclesial de base, comunidad cristiana de base) o un miembro de la Iglesia, que no vive desde la misión, no es la comunidad que fundó el Señor.
En el último encuentro con los apóstoles, el Señor resucitado les entregó un mandato: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28, 19). En este mandato, los dos verbos que aparecen están escritos en imperativo, es decir, algo que nos manda el Señor. El primer verbo: vayan, implica siempre un movimiento de salida. Jesús no les dice a los apóstoles: esperen a que la gente venga, sino que ustedes vayan. Este es el modelo que espera el Papa Francisco, una Iglesia en salida, no replegada en sus propios espacios.
El segundo verbo, “hagan”, implica acción y compromiso. Hacer significa involucrarse, “ponerse manos a la obra” y en este sentido, la vocación de cada cristiano y de la Iglesia en su conjunto, requiere que nos dediquemos con acciones concretas para hacer discípulos de todos los pueblos. Hacer siempre significa esfuerzo personal y comunitario. No podemos seguir esperando que “otros” lo hagan. Muchas veces escuchamos a muchos cristianos hablar de “lo que la Iglesia debiese hacer”, sin comprometerse. Estos dos verbos – mandatos, son para todos los miembros de la Iglesia.
Este proceso de pasar de una Iglesia que hace misiones en algunos momentos a una Iglesia que es decididamente misionera, requiere de cristianos comprometidos que vivamos nuestra vida como una misión: Tú eres una misión, nos ha dicho el Papa Francisco, no sólo hacemos una misión, sino que somos misión.
Pbro. Ronald Flores Soto. Redentorista