Queridos hermanos y hermanas:
Hace pocos meses Chile fue testigo de la terrible tragedia de los incendios de Viña del Mar, Valparaíso y de sus alrededores, que dejaron la trágica secuela de más de 130 víctimas fatales y de miles de casa destruidas, un incendio que destruyó un tercio de las ciudades involucradas.
El mes recién pasado de junio, gran parte del territorio de Chile central sufrió un nuevo azote de la naturaleza, esta vez por las copiosas lluvias de invierno que alcanzaron una enorme intensidad de agua caída en breves periodos de tiempo, lloviendo en pocos días lo que antes caía en un año completo.
Como bien sabemos, esto significó miles de damnificados por el agua que daño sus viviendas, sus fuentes de trabajo y muchos millones de pérdidas económicas por los daños materiales en la agricultura, la infraestructura además de la detención forzada de las actividades habituales.
En nuestro Maule Sur hemos sufrido en los últimos años los terribles efectos del terremoto y maremoto del 27/F del 2010, los mega incendios del 2015 y 2017, la sequía de la última década, las crecidas de los ríos Achibueno y Ancoa en el 2023, entre otros fenómenos.
Así, cada vez más la sociedad toma conciencia de lo frágil que es nuestra casa común, de lo vulnerable que es la vida humana y de las amenazas que nos rodean permanentemente.
Por otra parte, a Dios gracias, también el mundo ha hecho el aprendizaje de que es posible prevenir, prepararse y tomar acciones comunitarias que permiten adelantarse a estos fenómenos de la naturaleza, para que entre todos podamos reducir los riegos y daños asociados a estos episodios.
Desde los organismos internacionales hay una clara conciencia de que la prevención es posible, y de que estos programas son eficaces para reducir los riesgos y daños y de que es mejor gastar un peso en prevención antes que 100 en reconstrucción.
Y en relación a la prevención, uno de los mejores ejemplos a nivel nacional (y por qué no internacional) fue el incendio de Viña del Mar de este año. Como recordarán, en medio de la destrucción de un tercio de las viviendas de la ciudad, había un barrio que no sufrió casi daño alguno, el sector de Botania. Esto no fue una casualidad.
En ese lugar, Caritas Chile en conjunto con la Caritas de Valparaíso y Conaf habían desarrollado un programa de prevención comunitario, el que fortaleció las redes y capacidades de esas familias porteñas.
El conocimiento y fortalecimiento de las redes de apoyo, la preparación y capacitación para enfrentar estas emergencias, la rapidez en la respuesta, los protocolos ya conocidos por toda la comunidad, les permitió actuar al unísono y muy eficazmente, de manera de minimizar los daños sufridos.
Alentados por esta buena práctica, nuestra Caritas de Linares ha postulado a un proyecto muy importante el cual tiene como objeto la prevención y si es posible la reducción de los efectos de estos desastres de la naturaleza.
El proyecto se llama “Acciones comunitarias en gestión de riesgos de desastres en la precordillera de Linares” y es financiado por el Pueblo de los Estados Unidos y llega hasta nosotros a través de la gestión de Caritas Chile.
Este proyecto busca reforzar los vínculos entre 300 familias que habitan en los sectores de El Peñasco, Vega el Molino y El Culmen de manera de que ellos puedan ser los actores principales en la estrategia de la prevención de estos desastres.
Vale la pena tener presente que en el sector del Peñasco viven 91 familias de residencia permanente, (254 personas en total), de las cuales son 50 personas mayores, 58 niños (as) son adolescentes, 4 electro dependientes y 3 personas con discapacidad.
Durante estos meses, a partir de junio hasta diciembre, se va a identificar las familias, se va a elegir y capacitar a los líderes de esas comunidades, se va a preparar el equipo de Caritas Linares responsable del proyecto (a cargo de Eduardo Aravena) y finalmente se elaborará el Plan de Respuesta diseñada.
El costo total del proyecto es de más de $ 50 millones de pesos. Hay conciencia en las organizaciones de Cooperación internacional que es mejor gastar un peso en prevención que 100 pesos en reconstrucción, sin contar el daño ecológico a veces irrecuperable, de estos eventos.
Los primeros talleres ya han sido realizados por Catherine Mella, Encargada del programa MAGRE (Medio Ambiente, Gestión del Riesgo y Emergencias) de la Caritas Chile, y han sido orientados a realizar, con los líderes de las comunidades, un diagnóstico de las vulnerabilidades, riesgos, amenazas y capacidades de la comunidad.
El segundo taller contó con la presencia de Alejandro Boettiger, profesional de SERNAPRED y Catherine Mella de Caritas Chile, en el cual las comunidades que participan en este proyecto realizaron un trabajo teórico y práctico que permitió revisar y recopilar aquella información sobre eventos o situaciones que en el pasado hayan puesto en riesgo o dañado a las personas, bienes o ambiente.
También se debe destacar el excelente acompañamiento del Padre Bernardo Venegas SDB, quien al igual que en todo el sector precordillerano esta presto a ayudar y servir para fortalecer la vida espiritual, material y social de estas comunidades.
Vale la pena recordar que este proyecto se inscribe en el plan de trabajo del Centenario de la Diócesis y de la Parroquia de María Auxiliadora.
Ciertamente que el trabajo en terreno de los sacerdotes salesianos durante estos 100 años de evangelización ha generado redes y vínculos esenciales para fortalecer la respuesta a las emergencias. Esta es una de las indudables fortalezas que tiene este proyecto en ese sector.
Finalmente, es necesario destacar que esta iniciativa está en la huella de la enseñanza del Papa Francisco sobre el cuidado de la Casa Común, expresado en Laudato Si y su complemento Laudate Deum.
El Papa nos recuerda que la crisis social y moral de la humanidad está unida a la crisis ambiental, ya que todo está conectado. Es tiempo de ponernos a trabajar para fortalecer todas las redes dentro de la Iglesia y con las instituciones fuera de la Iglesia, de manera de trabajar en comunión en el cuidado de la vida y de la casa común.
Sumémonos también nosotros a esta iniciativa que no permite esperar. En esto se juega el futuro de la Humanidad sobre el planeta.
Les bendice, en este Mes en que nos alegramos en la celebración de N. Señora del Carmen, Reina y Patrona nuestra.
+Tomislav Koljatic M.
Obispo