En Huerta de Maule, un pequeño Pueblo al interior de la Comuna de San Javier, donde parece que el tiempo se detuvo y mágicamente la población aumenta, cuando llega el 4 de octubre, y el centro de atención es san Francisco de Asís, patrono amigo, protector de cada día, defensor de las familias y guardián de la ecología.
Pese a que la población habitual es mínima, sus polvorosas calles se hacen estrechas, con la llegada de los miles de peregrinos que desde diversos rincones de la región y del país, llegan a pagar sus mandas, a agradecer favores recibidos y a encomendar el nuevo año, manteniendo así vivas sus tradiciones y expresiones de religiosidad popular que se realizan desde tiempos inmemoriales.
La celebración, de este año, después de las restricciones de pandemia, comenzó con la Novena el 26 de septiembre, dedicando la oración diaria a una intención especial y culminando cada día con la solemnidad de la Eucaristía.
La Fiesta central partió con la Eucaristía presidida por Monseñor Tomislav Koljatic, concelebrando el P. Alejandro Quiroz, párroco, contando con la asistencia de autoridades locales encabezadas por el Alcalde Don Jorge Silva, la Delegada Presidencial Provincial Srta. Priscila González, Concejales de la Comuna y multitud de feligreses devotos de San Francisco de Asís.
Luego de la Misa, comenzó la procesión por las calles del Pueblo, entre cantos, oraciones, vivas y aplausos, la imagen de san Francisco fue llevada en andas por campesinos que cada año cumplen este hermoso servicio, algunos de ellos han emigrado por razones laborales, pero vuelven en esta fecha, al Pueblo de su infancia, cuidando de mantener vivas las tradiciones recibidas de sus abuelos y padres, a dar gracias a su Patrono por todas las bendiciones recibidas. Luego fue el momento de los Huasos, que escoltaron la procesión y rindieron homenajes a su Amigo San Francisco, con las tradicionales tres vueltas ante la imagen, primero al paso, luego al trote, concluyendo al galope, así los campesinos agradecieron, una vez más, por la bendición recibidas, por la lluvia, sus cosechas, la salud y la armonía familiar, entre otras tantas intenciones que cada cual llevó ante San Francisco.