Saludos, soy José Darío Ávila N., de la Parroquia Santos Chilenos, Secretario Ejecutivo Vicaria Pastoral y Pastoral Juvenil de la Diócesis de Linares y me invitaron a ser parte de la Delegación Chilena para la 1° Asamblea Eclesial Latinoamericana y del Caribe
En mi camino de fe, he vivido profundas etapas y emocionantes momentos, mi comunidad es, en gran parte, razón de estas profundas experiencias de fe. La Asamblea Eclesial Latino Americana y del Caribe, es un hito importante en este caminar, allí me encontré con la gran comunidad de hermanos que caminamos en este continente, como también me encontré con el rostro poliédrico de la Iglesia Católica, encontré encarnada la frase de la Unión en la Diversidad. Qué hermoso es este llamado del Señor a su pueblo Fiel que peregrina la profundidad del continente americano.
El Consejo Episcopal Latino Americano y del Caribe (CELAM) es una conferencia que tiene una historia riquísima y valiosa para la Iglesia Americana y Universal. Sin embargo, para mí era un poco lejana y tangencial en mi vida de fe, sin embargo y desde que Francisco asume la conducción de la Iglesia Universal empecé a entender lo importante de los espacios de comunión y participación, como lo es en este caso el CELAM.
Desde la profundidad de América Latina a la Iglesia Universal
En el espíritu de la Teología del Pueblo de Dios, que marca el sello del pontificado del Papa Francisco, propuesta por los grandes Teólogos Pbro. Juan Carlos Scannone (Q.E.P.D) y Pbro. Carlos María Gallí, entre otros, como una forma de Iglesia que invita a todos los bautizados a encarnar la corresponsabilidad, el discernimiento, la horizontalidad en la relaciones y un camino juntos, intuiciones que estaban presentes en el Concilio Vaticano II, es que la Asamblea Eclesial Latino Americana toma fuerza y forma, es por eso que en algunas ocasiones escuchamos: “Don Jorge Bergoglio ayudó al Documento de Aparecida, y Aparecida ayuda al ahora Papa Francisco”. En este contexto podemos comprender más acabadamente la decisión del Santo Padre de motivar la Asamblea y no otra Conferencia General del Episcopado Latino Americano.
Aquí hay una clave del proceso, el Papa Francisco propone en su magisterio algo que no es nuevo: la Sinodalidad, la que nos invita a vivir desde la alegría lúcida que significa para los cristianos el Evangelio, la comunidad y la Iglesia como un actor social relevante de cambio, de acogida, pero sobre todo de misericordia, ser esa presencia -la pastoral- en medio del mundo.
El Pueblo de Dios, como regalo a la humanidad
En este contexto tan rico en conceptos desafiantes se dio el proceso de escucha de la Asamblea, la que duró hasta agosto pasado y permitió tener dos textos valiosísimos que son la Síntesis Narrativa del Proceso de Escucha y el Documento para el Discernimiento; ambos textos son necesarios para comprender el ¿Qué paso? en la Asamblea, allí se profundizan un gran abanico de temas, entre ellos los más importantes; La Sinodalidad, el Rol de la Mujer en la Iglesia, El clericalismo, el Cuidado de la Casa Común, los Abusos sexuales en la Iglesia, entre otros temas.
Además de los contenidos, tenemos un aspecto novedoso e importante: la Asamblea Eclesial, es un acontecimiento continental único en la Iglesia Católica Universal, lo que implicó una amplia participación del Pueblo de Dios, cerca de 1000 personas, de las cuales 100 se encontraban en México y el resto nos encontramos vía Zoom, herramienta que ha tenido una destacada participación a raíz de la pandemia. Los porcentajes de participación fueron 40% de laicos, 20% Religiosos y Religiosas, 20% Sacerdotes y 20% Obispos. En términos etarios tenemos: 6% 20-30 años, 30% 31-50 años, 55% 51-70 años y 9.7% 70 años y más; otro dato -éste preocupante- es que de las cerca de 70.000.- respuestas que alimentaron el documento de discernimiento, el 60% de respuestas fueron de mujeres, sin embargo, en la asamblea, las mujeres tuvieron un 36% de participación general, esto es un signo de que en los espacios de toma de decisiones las mujeres en la Iglesia siguen quedando fuera. Desafío que quedó registrado en las conclusiones de la esta misma asamblea.
Caminar juntos, es el desafío para la Iglesia del 3er Milenio
Este hito Sinodal Continental ha tenido un hermoso inicio, sin embargo, los problemas técnicos impidieron, en primera instancia, empezar bien. Con los días, éstos se fueron superando; al margen de estas situaciones, la experiencia de escuchar y leer los testimonios, ponencias y desafíos es un fuerte impulso a gastar todo nuestro empeño en el ejercicio de la Sinodalidad. La riqueza de la Iglesia Católica Americana es un tesoro que se comparte y que aplauden otras regiones del mundo, entre ellas la Iglesia europea, africana, asiática e india.
Con mucha alegría les cuento que he podido compartir nuestro camino como Iglesia Diocesana de Linares, el que es admirado y reconocido por nuestros hermanos Latinoamericanos, he contado con alegría sobre nuestro Sínodo Diocesano XLI, sobre los espacios de escucha y discernimiento, nuestros aportes a la Iglesia Nacional, Latina y Universal. Sin embargo, estar en este camino nos desafía a volver la mirada al Señor, una de tantas frases que he recogido y que me hacen mucho sentido es; tener un Oído en el Pueblo de Dios y el otro Oído en la Palabra de Dios, como forma de discernimiento y ejercicio de la Comunión y Sinodalidad.
Se ha escuchado con mucha fuerza sobre el Sínodo de la Amazonia, el rol de la Mujer en el Iglesia, el Clericalismo y los Jóvenes. Mi grupo de Discernimiento está cargado de Catolicidad, tenemos presencia de todo el Continente Americano, desde Vancouver hasta la Patagonia, con Rebeca y con Rosa que representan toda la riqueza geográfica de nuestro amado continente, tenemos 4 obispos, 1 religiosa contemplativa, 3 sacerdotes y laicos.
Dos testimonios en mi grupo que me han estremecido son; Mons. Rubén Darío de Colombia que nos desafiaba a ser una Iglesia que tiende puentes entre la Abundancia y Escasez, debido a que en su diócesis tiene grupos armados que han asesinado a cerca de 250 jóvenes en lo que va del Año a razón del narcotráfico. En ella existe un puerto al que llega toda la riqueza pero que no se queda en el pueblo, el narcotráfico, la trata de personas y la violencia se ha tomado su diócesis y él hace serios esfuerzos para mostrarle a los ricos y poderosos el rostro humano de la pobreza presente en su ciudad, su testimonio es estremecedor. Y, por otro lado, tenemos a Rosa Díaz, mujer argentina de la Patagonia que trabaja con las personas víctimas de la trata de personas, drogadictos y alcohólicos, ella hablaba con parresia, en su testimonio nos animaba a no olvidar al herido del camino, a ser esa Iglesia profética que clama, nos decía que no puede haber una Iglesia Misionera si no es Sinodal y, por otro lado, una Iglesia Sinodal si no es misionera.
Al ir finalizando la Asamblea Eclesial Latinoamericana han emergido 12 desafíos, los cuales serán abordados por el CELAM en diversos momentos, entre ellos un seminario, asambleas por regiones de América Latina para ir caminado y proyectando nuestro caminar al Jubileo de la Virgen de Guadalupe (2031) y Jubileo de la Redención (2033) y así cimentar las bases para la Iglesia del 3er mileno, una Iglesia Sinodal, profética, esperanzadora, participativa y misionera.
Como ven, este tiempo de gracia me ha conmovido inmensamente y me llena de esperanza en lo que se viene, pero también me anima a poner aún más energía en este servicio a la Iglesia Diocesana de Linares.
Fraternalmente,
José Darío Avila Navarrete
Secretario Ejecutivo Vicaria Pastoral, Pastoral Juvenil
Diócesis de San Ambrosio de Linares.