Las dominicas de Yerbas Buenas
Por otra parte, la vida de la Iglesia continua, a pesar de la pandemia. El mes pasado las Monjas Dominicas de Yerbas Buenas han elegido a su Priora.
Es posible que ustedes no las conozcan en absoluto o solo sepan de ellas muy poco. Por eso es que me ha parecido oportuno escribirles sobre ellas, su vida, su carisma, su misión en la Iglesia.
Por de pronto el nombre oficial de esta comunidad de religiosas es el de “Monasterio de Monjas Dominicas de la Inmaculada de Yerbas Buenas”.
Lo primero, es un Monasterio, es decir, es “una casa o convento donde viven en comunidad los monjes o monjas”.
A lo mejor nos suena un poco duro decir monjas, pero es el nombre verdadero ya que monje o monja significa único (a), solo (a) en su lengua original del griego.
Y esto se debe a que ya en los primeros siglos del cristianismo los bautizados que querían vivir el Evangelio en forma más pura y radical y huir de la decadencia de la ciudad, se iban al desierto de Egipto para consagrar sus vidas a Dios en soledad, oración y viviendo del trabajo de sus manos.
Fueron celebres los hombres y mujeres que vivieron solos (monos) o en pequeñas comunidades de oración, imitando al Señor Jesús que había estado en el desierto, eran luz de sabiduría para sus contemporáneos. El más famoso fue San Antonio Abad (251-356) a quien se le considera el fundador de este estilo de vida solitario, pero fecundo.
Ya en el siglo V esta modalidad de vida consagrada en soledad y oración llegó a Italia donde el gran San Benito (480-547) comenzó lo que se llamó el monacato occidental en la comunidad que el fundo, conocida como los padres Benedictinos. ¡De este santo viene la popular Medalla que con una cinta roja se les coloca a los niños recién nacidos!!
Junto a este gran santo, Dios colocó a su hermana melliza Santa Escolástica quien fundó la rama femenina de esta vocación religiosa en Europa, las monjas Benedictinas.
Entonces, estos cristianos vivían en soledad, en pobreza y oración, particularmente estudiando el Evangelio, y se ganaban la vida con el trabajo de sus manos. Y si acaso tenían algo que no necesitaban, lo compartían con los pobres y peregrinos que pasaban por allí.
Pasando los siglos, nació en España Santo Domingo de Guzmán (1170-1221), en los mismos años que San Francisco de Asís nacía en Italia. Ambos fueron elegidos por Dios para reformar a la Iglesia que amenazaba ruina por su decadencia y relajación de las costumbres.
Santo Domingo quiso fundar una congregación de hermanos dedicados solo a la misión y a la enseñanza de la fe. Por ello la llamo la Orden de los Predicadores.
Pero antes de constituir la rama de varones fundó la de las mujeres, las llamadas Monjas Dominicas, para que rezarán por sus hermanos misioneros.
Así, en el año 1206 en la ciudad de Prulla, Francia, se funda el primer monasterio dominico del mundo. Hoy ellas están presentes en los 5 continentes rezando por el mundo y por la Iglesia.
Las monjas dominicas de Yerbas Buenas vienen directamente de esta línea de Santo Domingo, es decir, pertenecen a la familia que el Santo fundó hace 800 años.
Ellas se establecieron en dicha localidad en el año 1994, invitadas por Mons. Carlos Camus, viniendo desde Copiapó a funda aquí.
Y finalmente, todos los monasterios, es decir donde viven monjas reunidas en comunidad, llevan un nombre para identificarlas. Las nuestras llevan el hermoso nombre de la Inmaculada de Yerbas Buenas para distinguirlas de otros monasterios del mismo nombre en otros lugares del mundo.
¿En qué consiste su vida?
Una monja dominica hace la opción libre y personal de ser discípula del Señor viviendo en comunidad con otras mujeres que tienen el mismo ideal de consagrarse a Dios en pobreza, no teniendo nada propio, en castidad, renunciando a formar una familia propia para así poder pertenecer a esta familia más amplia que es la Iglesia y amar a todos con un corazón universal, y en obediencia a su superiora, en señal de querer hacer siempre la voluntad de Dios manifestada a través de la Iglesia.
En palabras del Papa Francisco, los 3 votos religiosos se explican así: “La vida consagrada, si se conserva en el amor del Señor, ve la belleza. Ve que la pobreza no es un esfuerzo titánico, sino una libertad superior, que nos regala a Dios y a los demás como las verdaderas riquezas. Ve que la castidad no es una esterilidad austera, sino el camino para amar sin poseer. Ve que la obediencia no es disciplina, sino la victoria sobre nuestra anarquía, al estilo de Jesús” (Homilía a la Vida Religiosa, 1 de febrero 2020, Roma).
El día de una monja dominica está acompañado por la oración de la Iglesia llamada Liturgia de las Horas. Ellas dedican gran parte de su vida a la oración en común, rezando por el mundo, los pobres y pecadores, por la Iglesia. Son varias horas al día, el cual tiene su punto central en la Misa diaria.
Santo Domingo quiso que sus hermanos enseñaran la verdad del Evangelio, “dando razón de la fe”. Por ello los dominicos dedican también varias horas al día, durante toda su vida, al estudio de la Biblia y de la teología. La idea es enseñar lo que se ha contemplado primero en la oración y el estudio.
Este estilo de vida conlleva una carga de penitencia, de privación voluntaria de comodidades y lujos. Esto lo ofrecen al Señor con mucha alegría y amor como parte de su ofrenda de vida para la gloria de Dios y salvación de las almas.
Les invito a conocerlas más. Hoy, fruto de la pandemia, están todos los días en las redes sociales en directo durante la Santa Misa de las 8:00 horas y en otros momentos. Se les puede seguir en esta dirección.
También ellas reciben a laicos que quieran tener un tiempo de retiro, oración y acompañamiento espiritual.
Oremos por ellas, que también lo necesitan, especialmente por sus vocaciones.
Que el Señor les acompañe, bajo el amparo de María, en estos tiempos duros con su amor y esperanza.
Les bendice,
+Tomislav Koljatic M
Obispo de Linares