Claudio Leal, capilla Canelillo, Curanipe. Mi experiencia sería en primer lugar dar las gracias a Dios por todos nosotros, mi familia que en éste momento estamos todos bien, tengo una hermana en Chillán y tres hermanas en Santiago, junto a sus hijos y todos bien gracias a Dios. Segundo lugar le pido a Dios consuelo y fuerza para todas esas familias que han sufrido la pérdida de algún ser querido por esta pandemia, a los que esta epidemia les pilló lejos de sus familiares y seres queridos, incluso padres e hijos. Pido por esos abuelitos que están solos. Duele saber que cuando alguien muere por covid, sus seres amados no los pueden visitar en el hospital, ni despedir como acostumbramos con velatorio y funerales bien acompañados. Realmente que se extrañan y valoran las misas, los abrazos y el encontrarnos con los demás. Se agradecen las redes sociales, que nos han ayudado, pero no se compara con un apretón de manos. Ahora nada más nos queda cuidarnos lo más posible y pedirle a Dios desde la casita, que nos refuerce la fe, fortalezca la esperanza y el amor en la familia también se refuerce. Sólo seguir cuidándonos para cuidar a los otros. Y a no decaer, estamos a distancia, pero no estamos solos, mucha fuerza y a seguir rezando. Gracias a la Buena Nueva por preocuparse por los lectores y corresponsales, preguntándonos cómo estamos.