Leda Bergonzi, es una mujer argentina, católica de 44 años, cinco hijos y una nieta, es conocida como la sanadora de Rosario. Es Fundadora de la comunidad “Soplo de Vida”, quien se dedica a difundir mensajes de esperanza entre sus seguidores. En muchos lugares donde ha estado se le atribuyen supuestos milagros, más ella insiste en reiterar que es una persona común y corriente.
Respecto a los encuentros sostenidos en la Diócesis de Linares, señaló: “esta semana en la Diócesis de Linares, para nosotros (ella y su equipo) fue un regalo de Dios. Más allá del frío, que fue intenso, una helada muy grande, pero la gente allí estaba, la convocatoria nunca deja de sorprendernos. Todos estos hermanos en búsqueda de distintas cosas más que nada buscando a Dios porque, esta cercanía con el espíritu, cada palabra cada pedido se ha vivido muy de cerca. Me quedo y destaco el encuentro con los jóvenes, también a tener en cuenta este camino que deben continuar acompañando todo esto que fueron recibiendo. Todo sea para la Gloria de Dios, no dejamos de recibir testimonios de gratitud y cariño también, la gente fue muy cálida, muy necesitada de distintas cosas, desde un abrazo hasta preguntas que tal vez nos hacían y no tenían respuesta inmediata, tanto en lo religioso y en lo personal”.
¿Cómo resumirías estos días de encuentro?
Desde el momento en que llegué a Chile, veo una multitud de hermanos que siempre llegan con esta sed de Dios y siempre son reconfortados, y son encontrados por Dios, todos viven experiencias realmente maravillosas, resumo en la omnipotencia de Dios, en esto de Dios sigue soplando en nuestra y nos sigue invitando. Cada uno de los encuentros fue búsqueda de este encuentro personal con Dios en la vida de cada uno, un camino que Dios inició porque Él lo quiere así y así terminará la obra que empezó en cada uno. Sólo agregar que Bendito sea Dios en cada hermano y en cada experiencia.
Después de estos encuentros, en Linares, Constitución y San Javier ¿qué tarea nos queda?
Bueno después de estos encuentros maravillosos, creo que, queda un lindo trabajo por hacer como Diócesis, y entre todos poder acompañar estas maravillas que fueron recibiendo por gracia del Espíritu Santo. Así es que nada, a trabajar con todos estos hermanos, más que nada en el don de la escucha para poder poner en discernimiento y ayudarlos a seguir en sus caminos de fe. Desde mi persona y mi equipo, les dejo mi saludo por la recepción que recibimos, la confianza que nos dieron, su docilidad a la acción del Espíritu, que Dios les bendiga y seguimos adelante.