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Queridos hermanos:

El jueves 23 de mayo pasado, en una fría tarde otoñal, pero con el calor del cariño y aprecio de toda la concurrencia al Teatro Municipal, la I Municipalidad de Linares declaró al P Silvio Jara Ramirez, “Ciudadano Ilustre”. La razón de este merecido reconocimiento es que el Padre Silvio, como le llamamos todos, cumple este año sus 50 años de la Ordenación Presbiteral. Así entonces, la cuidad le ha reconocido su fiel y constante servicio a la Catedral y a la cuidad. Su fiesta litúrgica será el 15 de agosto, día propio de su Ordenación.

Allí la Iglesia diocesana se hará presente para orar y dar gracias a Dios por él y su ministerio. 

Como se puede ver en la nota aparte, el Padre Silvio sintió muy joven la vocación de servicio a Dios, en su tierra natal de Quirihue, en el seno de su cristiana familia. 

Allí, siendo aún pequeño, la imagen de los frailes franciscanos que recorrían los campos evangelizando, le llegó al corazón y sintió el primer llamado de Jesús a seguirlo. Unos años después, siendo adolescente, estando en Linares estudiando en el Instituto Linares, dio el paso de continuar sus estudios en el Seminario Menor de San Pelayo en Talca. En 1969, Mons. Salinas, viendo sus cualidades humanas, intelectuales y cristianas, decidió enviarlo a realizar sus estudios eclesiásticos a la prestigiosa Universidad de Salamanca en España. Terminado su ciclo de filosofía, fue a terminar Teología a Roma. 

Al regreso, Mons. Salinas lo ordenó sacerdote en la Catedral de Linares, en tiempos muy difíciles para el país y para la Iglesia, a un año del Golpe de Estado y sus dolorosas secuelas de enfrentamientos y muertes. El Señor fue llevando al joven sacerdote por nuevas experiencias pastorales, tales como: Secretario del Obispo, ayudante de la Catedral y Encargado de Pastoral Juvenil. Después volvió a España a estudiar Espiritualidad en Burgos, terminando su Licenciatura en la Universidad Gregoriana de Roma.  

En el 1977, a la llegada de Mons. Carlos Camus Larenas, comenzaba una etapa muy activa en su vida sacerdotal.  Se le pidió hacerse cargo de llevar adelante el naciente Periódico Buena Nueva y seguir con la formación de corresponsales de nuestro periódico, de animadores de comunidades, de profesores de religión, de pastoral familiar y la formación de personas y la coordinación como Vicario Episcopal de Pastoral. Simultáneamente en este periodo fue Cura de Sauzal y párroco de Yerbas Buenas. Después fue destinado excepcionalmente a Copiapó.

Así también, debió realizar la ardua tarea de buscar el financiamiento de la diócesis y de las nuevas obras que los tiempos requerían, especialmente la construcción de las capillas y de la Caritas Diocesana, entre otras muchas tareas pastorales. Acompañó fielmente a Mons. Camus en los difíciles años del gobierno militar, labor que ha sido ampliamente reconocida por las personas que sufrieron abusos y atropellos en sus derechos humanos en esos años.  

También el Señor le pidió un servicio misionero de 3 años en la Diócesis de Copiapó, junto a Mons. Ariztía, aportando toda su experiencia pastoral en tiempos del post concilio, en una Diócesis tan necesitada de clero.  

Con el paso de los años, el Padre Silvio fue volcando sus energías en la Curia del Obispado como Vicario General y Secretario Canciller, siendo un auxilio diario del Obispo con su consejo, oración y discreción. 

Particular atención ha brindado a la comunidad parroquial de la Catedral, siendo el buen pastor que acoge, escucha, consuela a tantas personas que se dirigen a él día a día, especialmente en la Misa de las 19:30 horas durante la semana.  

Sin herir su humildad, puedo decir que en estos largos años de ministerio el Padre Silvio ha dejado la huella del sacerdote humilde y abnegado, servidor atento a los detalles y necesidades del prójimo, viviendo una vida de servicio fiel a Dios y a la Iglesia. Entre sus características más personales, todos reconocemos su memoria privilegiada, que sabe compartir en conversaciones animadas y llenas de datos y circunstancias. Su austeridad y ejemplo de pobreza de vida son signos de su seguimiento al Señor Jesús. 

Les invito a orar por él y su ministerio, para que su testimonio sea semilla de vocaciones en nuestra querida Diócesis, que se apresta a celebrar sus 100 años de vida, de los cuales el Padre Silvio ha sido testigo ocular de al menos medio siglo y recopilador de elementos importantes de nuestro patrimonio. 

Con mi bendición, 

 +Tomislav Koljatic M.

Obispo de Linares

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