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Queridos hermanos:

El 14 de marzo, día de su paso a la eternidad hace 10 años, se ha instalará una hermosa estatua de bronce de don Carlos Camus frente a la Catedral de Linares.

La obra es del artista  profesor Leonardo Moya y la Fundición de Luis Montes en Santiago. Se financió con dineros aportados por la Presidencia en tiempos del Gobierno de Michelle Bachelet. 

Este monumento quiere ser un testimonio de admiración y gratitud de la Iglesia y de Chile hacia la figura de este pastor quien, en tiempos de la dictadura, supo ser un testigo valiente y decidido de la defensa de la dignidad humana, de la democracia y de los valores del Evangelio.

A continuación, repasamos brevemente los principales hitos de su larga y fecunda vida. 

  • El hombre

Carlos Camus Larenas nació en Valparaíso el 14 de enero de 1927, en el seno de una familia católica. Creció rodeado del amor de sus padres Carlos Camus e Isaura Larenas, siendo el segundo hijo de once hermanos, con ocho mujeres, Ximena, Carmen, María Teresa (Religiosa Sor Paulina), Margarita (Cote), María Cecilia, María Elena, Delia y Paulina; tres varones, Sergio, Mauricio y Carlos.   Siempre recordó con amor y gratitud el cariño recibido de sus padres y el ejemplo de una fe sincera y coherente que vivió desde su niñez. 

De natural despierto, generoso y alegre, entró a estudiar y se tituló de Ingeniería Química a la Universidad Católica de Valparaíso. Sus dotes de líder y su compromiso social le llevaron a ser Presidente de la Federación de estudiantes de esa Universidad. 

Durante esos años conoció a muchos otros dirigentes universitarios con los cuales soñó la construcción de una Patria más justa y solidaria. 

            

  • El sacerdote y obispo

Pero el Señor, a quien había conocido en su hogar y en su Colegio de los Sagrados Corazones de Viña, lo llamó “para ser pescador de hombres”. Dejándolo todo, ingresó al Seminario Pontificio de Santiago donde se formaría para ser un buen pastor para su pueblo. 

Allí se empapó de los nuevos aires que traería el Concilio Vaticano a la Iglesia universal y conoció a muchos de los sacerdotes y obispos con los cuales luego trabajaría intensamente en la pastoral y compartiría sus proyectos y luchas. Entre otros, al Cardenal Silva, a Mons. Ariztía, Mons. Carlos González, Mons. José Manuel Santos, Mons. Alejandro Goic, entre otros. 

Siendo un joven sacerdote conoció de cerca la vida de la gente, especialmente como párroco en los barrios más pobres de Valparaíso y como asesor de la Juventud Obrera Católica JOC, y la Acción Católica Rural. 

En 1968 el Papa Pablo VI lo nombró, a sus 41 años, obispo de Copiapó donde recorrió incansablemente esas tierras del Norte de Chile, sembradas de minerales y de necesidades espirituales y materiales. 

Al cabo de 8 intensos años, el mismo Pablo VI lo llevó en 1976 a la diócesis de Linares. 

Ya dos años antes, en 1974, sus hermanos obispos lo había elegido Secretario General de la Conferencia Episcopal, en tiempos extremadamente difíciles después del Golpe de Estado. 

Durante su dilatado Ministerio Episcopal que se extendió por 35 años, hizo la Visita Ad Limina (es decir al Papa en Roma) en 4 oportunidades. Participó en muchas reuniones y comisiones del Celam.

  • El pastor de Linares

Ciertamente Linares fue la vocación más amada por don Carlos. Apenas llegado a la diócesis, en 1980 convocó a la realización de la Asamblea Sinodal, la cual era la mejor expresión de la profunda renovación pastoral que él nuevo pastor quería impulsar en su diócesis. 

Preparada con mucha dedicación y cuidado, estas Asambleas empezaron a recoger el sentir del Pueblo de Dios para que caminando juntos, bajo la guía del Pastor, la Iglesia avanzará enfrentando los nuevos desafíos que la evangelización demandaba.

Así, año tras año, se fueron celebrando las Asambleas sinodales donde los más de 300 delegados provenientes de todos los rincones de la diócesis, laicos y laicas, religiosos y religiosas, sacerdotes y diáconos, oraban y buscaban los caminos a seguir en relación a los jóvenes y los pobres, los campesinos y las familias, la caridad y la catequesis. 

Al momento de su retiro estas Asambleas ya eran 23, adelantándose a la intuición que años después el Papa Francisco impulsaría con tanta fuerza desde Roma en orden a ser una Iglesia en salida, sinodal, de rostro misericordioso y fraterna.

En tan pocas líneas es imposible contener la profunda huella que este Pastor regaló a la Iglesia de Linares y de Chile. 

Solo en pinceladas, podemos nombrar algunas de sus obras más queridas. Muy pronto de haber llegado fundó el Periódico Buena Nueva, el cual mes a mes llevaba la Palabra del Pastor y la vida de la diócesis a todos los rincones del Maule Sur. Él lo definía como un diario escrito por sus lectores, ya que todas las noticias entregadas eran enviadas por cientos de corresponsales repartidos en todas las áreas pastorales y comunidades de base.

Célebres eran sus editoriales y las cartas a los jóvenes. Dios le había dado un especial talento para decir en pocas palabras sus mensajes siempre actuales e iluminadores para la vida de los fieles. Hoy estos mensajes están disponibles en la web del obispado, así como también sus famosos “libritos” que, en un lenguaje sencillo, pero profundo llevaban diversos mensajes a toda la feligresía.

Así también apenas pudo fundó la Radio Buena Nueva con una identidad imborrable que él definió en las 3 E: evangelizar, entretener, y educar. 

Hoy la radio está presente en 4 señales diferentes: Linares, Constitución, Longaví y Chanco. 

Asimismo, don Carlos se dio a la enorme tarea de proveer de templos para todas las comunidades rurales y de las ciudades. Hoy hay más de 400 capillas abiertas en la diócesis, muchas de las cuales él animó a levantar. 

También apoyó muchísimo al mundo rural, con el trabajo de Mahuida y el Departamento de Acción Rural. 

En esos años finales del siglo 20 supo del trabajo de los laicos, para lo cual el obispado llegó a tener más de 80 funcionarios permanentes. 

  • El defensor de los Derechos Humanos

Ciertamente su faceta más reconocida en Chile y en el mundo fue su compromiso incondicional con la defensa de la dignidad humana en tiempos de la dictadura militar. Muchos son los que declaran que le deben haber salvado su vida a sus gestiones, las cuales también le acarrearon incomprensiones y persecuciones. 

Dado que la memoria es frágil y la historia se olvida, el monumento de bronce que se ha inaugurado en la plaza es un reconocimiento del país al Pastor que por amor a Cristo no dudo en alzar la voz en defensa de los sin voz y en jugársela personalmente por luchar por la justicia y la paz social. 

Su lema episcopal declara con toda claridad la raíz de este compromiso: “La victoria que vence al mundo es nuestra fe”. 

Don Carlos fue un creyente que siendo coherente con los valores del Evangelio y de su fe en Cristo luchó por la defensa de cada hijo de esta tierra vulnerado en sus derechos, viendo en ellos el rostro de su Señor y el llamado a construir el Reino de Dios entre nosotros. 

Que su vida y testimonio de amor a Dios y al hombre nos inspire hoy a nosotros a darnos sin descanso por la justicia y el bien de los pobres de nuestro tiempo. 

Les bendice en este tiempo de cuaresma, 

+Tomislav Koljatic M.

 

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