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Muy queridos hermanos:

Durante octubre, nuestra atención estará puesta en Roma, donde se estará celebrando un nuevo Sínodo de la Iglesia Universal.

Es bueno recordar que después del Concilio Vaticano II la Iglesia quiso prolongar en el tiempo la profunda experiencia de comunión y de fe, vividos durante esos años del 1962 al 1965.

Es por ello que Pablo VI estableció una institución permanente llamada “Sínodo de los Obispos”, la cual es convocada por el Papa cada 2 años para tratar un solo tema con representantes venidos del mundo entero.

El de este año será en N° 16 desde su fundación y se desarrollará desde el 4 al 29 de octubre en Roma. El título es “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión” y tratará acerca de la sinodalidad en la Iglesia. Asistirán unos 300 bautizados, pastores y expertos, entre ellos 54 mujeres.

La sinodalidad un tema que el Papa Francisco ha estado impulsando muy fuertemente en estos últimos años, convencido de que este modo de ser Iglesia es la respuesta a las necesidades de la evangelización de nuestro tiempo.

¿Qué significa Sínodo y sinodalidad?

Literalmente, sínodo (del griego syn-hodos) significa “caminar juntos”.

Por sinodalidad, entonces, entendemos una manera de ser y hacer la pastoral, en la cual queremos experimentar y expresar que la Iglesia la conformamos todos los bautizados formando un solo Pueblo de Dios, que camina juntos bajo la guía del Papa y guiados por el Espíritu Santo en el anuncio y servicio al Reino de Dios y al mundo.

Este Sínodo comenzó oficialmente en el año 2021, con la Celebración de la Apertura. En esa ocasión el Papa Francisco entregó una hermosa y profunda homilía meditando el Evangelio del joven rico de Mc 10,17 ss.

En ella se nos entrega pistas muy importantes para comprender este Sínodo. Les comparto algunos textos de esta homilía.

Dice el Papa: “Hacer sínodo significa caminar juntos en la misma dirección. Miremos a Jesús, que en primer lugar encontró en el camino al hombre rico, después escuchó sus preguntas y finalmente lo ayudó a discernir qué tenía que hacer para heredar la vida eterna. Encontrar, escuchar, discernir: tres verbos del Sínodo en los que quisiera detenerme”.

Lo primero para caminar juntos es encontrase con el otro.

Dice el Papa: “El Señor, en efecto, no se muestra distante, molesto o alterado, al contrario, se detiene con él. Está disponible para el encuentro. Nada lo deja indiferente, todo lo apasiona. Encontrar los rostros, cruzar las miradas, compartir la historia de cada uno; esta es la cercanía de Jesús. Él sabe que un encuentro puede cambiar la vida. …También nosotros, que comenzamos este camino, estamos llamados a ser expertos en el arte del encuentro. No en organizar eventos o en hacer una reflexión teórica de los problemas, sino, ante todo, en tomarnos tiempo para estar con el Señor y favorecer el encuentro entre nosotros. Un tiempo para dar espacio a la oración, a la adoración, esta oración que tanto descuidamos: adorar, dar espacio a la adoración, a lo que el Espíritu quiere decir a la Iglesia; para enfocarnos en el rostro y la palabra del otro, encontrarnos cara a cara, dejarnos alcanzar por las preguntas de las hermanas y los hermanos, ayudarnos para que la diversidad de los carismas, vocaciones y ministerios nos enriquezca. Todo encuentro —lo sabemos— requiere apertura, valentía, disponibilidad para dejarse interpelar por el rostro y la historia del otro”.

El segundo paso es escuchar.

Dice el Papa: “Un verdadero encuentro sólo nace de la escucha. Jesús, en efecto, se puso a escuchar la pregunta de aquel hombre y su inquietud religiosa y existencial. No dio una respuesta formal, no ofreció una solución prefabricada, no fingió responder con amabilidad sólo para librarse de él y continuar su camino. Simplemente lo escuchó. Todo el tiempo que fue necesario lo escuchó sin prisa.  Y la cosa más importante, Jesús no tiene miedo de escucharlo con el corazón y no sólo con los oídos… Cuando escuchamos con el corazón sucede esto: el otro se siente acogido, no juzgado, libre para contar la propia experiencia de vida y el propio camino espiritual… El Espíritu nos pide que nos pongamos a la escucha de las preguntas, de los afanes, de las esperanzas de cada Iglesia, de cada pueblo y nación. Y también a la escucha del mundo, de los desafíos y los cambios que nos pone delante. No insonoricemos el corazón, no nos blindemos dentro de nuestras certezas. Las certezas tantas veces nos cierran. Escuchémonos”.

Y finalmente, discernir.

Dice el Papa: “El encuentro y la escucha recíproca no son algo que acaba en sí mismo, que deja las cosas tal como están. Al contrario, cuando entramos en diálogo, iniciamos el debate y el camino, y al final no somos los mismos de antes, hemos cambiado. …Es una indicación preciosa también para nosotros. El Sínodo es un camino de discernimiento espiritual, de discernimiento eclesial, que se realiza en la adoración, en la oración, en contacto con la Palabra de Dios… La Palabra nos abre al discernimiento y lo ilumina, orienta el Sínodo para que no sea una “convención” eclesial, una conferencia de estudios o un congreso político, para que no sea un parlamento, sino un acontecimiento de gracia, un proceso de sanación guiado por el Espíritu. Jesús, como hizo con el hombre rico del Evangelio, nos llama en estos días a vaciarnos, a liberarnos de lo que es mundano, y también de nuestras cerrazones y de nuestros modelos pastorales repetitivos; a interrogarnos sobre lo que Dios nos quiere decir en este tiempo y en qué dirección quiere orientarnos”.

Nuestro Sínodo Diocesano 

Les comparto estas breves reflexiones ya que me parece que en ellas podemos encontrar la sabiduría que necesitamos para vivir nuestra propia Asamblea Sinodal de Linares 2023 que tiene por Lema: “Ustedes serán mis testigos”. Este se realizará el sábado 21 de octubre en el Colegio Bicentenario San Miguel Arcángel.

Los objetivos de nuestra Asamblea Sinodal serán profundizar en nuestras nuevas Orientaciones Pastorales 2023-2026, trabajar juntos para elegir los modos de ponerlas en práctica en las parroquias y empezar a soñar con las actividades del Centenario de la Diócesis.

Así entonces, les invito a orar mucho por ambos Sínodos, para que, en palabras del Papa, “podamos ser peregrinos enamorados del Evangelio, abiertos a las sorpresas del Espíritu Santo” …No perdamos las ocasiones de gracia del encuentro, de la escucha recíproca, del discernimiento. Con la alegría de saber que, mientras buscamos al Señor, es Él quien viene primero a nuestro encuentro con su amor.

Se lo pedimos a la Madre de Dios, auxilio y consuelo nuestro.

+Tomislav Koljatic M.

Obispo

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