Queridos hermanos y hermanas:
El resultado del plebiscito del 4 de septiembre nos invita a seguir reflexionando sobre cual pueda ser el mejor texto posible de una nueva Constitución Política “que permita dotarnos de un marco social y jurídico adecuado para edificar la paz, la solidaridad y la justicia en nuestra patria, asegurando el funcionamiento institucional que lo haga posible y permita encauzar las demandas de la ciudadanía, especialmente los más vulnerables” en palabras de los Obispos de Chile en declaración del 22 de julio.
En este escenario que nos debe llamar a la esperanza y al compromiso personal y social para estar a la altura del desafío propuesto, nos viene muy bien tener presente las enseñanzas del Papa Francisco expresadas en la Encíclica “Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social” del año 2020, en la cual nos quiere invitar a “construir una forma de vida con sabor a Evangelio”. FT1.
Podríamos resumir el mensaje del papa en esta cita:
“Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos, un deseo mundial de hermandad… ¡Qué importante es soñar juntos! […]Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos”. FT 8
Pero para que este camino pueda llegar a buen puerto debemos aprender de los errores cometidos en el anterior proceso para no repetirlos y dejarnos iluminar por valores que sí nos permitan avanzar en lograr acuerdos amplios y consensuados por grandes mayorías de chilenos y chilenas, “porque la historia es maestra de vida”. FT 34
Algunas amenazas a la convivencia social pacífica
Les comparto algunas de las sabias reflexiones del Papa en Fratelli Tutti que nos pueden ayudar en nuestra reflexión social.
Comienza el Santo Padre, previniéndonos de la existencia de una colonización cultural que describe en estos términos. Dice en el N14: “No nos olvidemos que, «los pueblos que enajenan su tradición, y por manía imitativa, violencia impositiva, imperdonable negligencia o apatía, toleran que se les arrebate el alma, pierden, junto con su fisonomía espiritual, su consistencia moral y, finalmente, su independencia ideológica, económica y política».
Muy unido a lo anterior está la manipulación del lenguaje ya que las palabras crean realidades.
Dice el Papa en el mismo número 14: “Un modo eficaz de licuar la conciencia histórica, el pensamiento crítico, la lucha por la justicia y los caminos de integración es vaciar de sentido o manipular las grandes palabras. ¿Qué significan hoy algunas expresiones como democracia, libertad, justicia, unidad? Han sido manoseadas y desfiguradas para utilizarlas como instrumento de dominación, como títulos vacíos de contenido que pueden servir para justificar cualquier acción”.
Más adelante nos pone en guardia de la polarización como arma política. Dice: “Hoy en muchos países se utiliza el mecanismo político de exasperar, exacerbar y polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos, cercarlos. No se recoge su parte de verdad, sus valores, y de este modo la sociedad se empobrece y se reduce a la prepotencia del más fuerte”.
¡Cómo no ver en estas palabras reflejos de nuestra propia convivencia social tan marcada por la violencia verbal, física y la descalificación y cancelación del que piensa distinto! Todo esto debemos erradicarlo en la elaboración de la nueva carta Constitucional y de nuestra vida cotidiana.
Asimismo, el Papa nos recuerda el deber moral de cuidar de nuestra casa común. Dice “Cuidar del mundo que nos rodea y contiene es cuidar de nosotros mismos”. FT 17
Otro pilar fundamental de todo proyecto social con sabor a Evangelio es el de respetar siempre e integralmente a cada persona humana rechazando la cultura del descarte.
Dice el N°18: “En el fondo «no se considera ya a las personas como un valor primario que hay que respetar y amparar, especialmente si son pobres o discapacitadas, si “todavía no son útiles” —como los no nacidos—, o si “ya no sirven” —como los ancianos”.
Así también el papa plantea la necesidad de reconocer la igual dignidad de hombres y mujeres en una mirada paritaria como uno de los pilares de este mundo nuevo que debemos construir.
Dice en el N°23 …la organización de las sociedades en todo el mundo todavía está lejos de reflejar con claridad que las mujeres tienen exactamente la misma dignidad e idénticos derechos que los varones. Se afirma algo con las palabras, pero las decisiones y la realidad gritan otro mensaje. Es un hecho que «doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia.”
Y en relación al aborto dice: “Hoy como ayer, en la raíz de la esclavitud se encuentra una concepción de la persona humana que admite que pueda ser tratada como un objeto. […] La aberración no tiene límites cuando se somete a mujeres, luego forzadas a abortar”. FT 24
El valor de la Cultura del Encuentro
Sabemos que en el Chile de hoy tenemos un enorme déficit de diálogo en nuestra sociedad. Así los grandes conflicto sociales y económicos (integración de pueblos originarios, pobreza, pensiones, salud, etc.) se arrastran sin fin y sin capacidad de resolverlos a través del encuentro sincero y la reflexión. Por ello el Papa nos invita a la cultura del Encuentro.
Dice en el N°30: “En el mundo actual los sentimientos de pertenencia a una misma humanidad se debilitan, y el sueño de construir juntos la justicia y la paz parece una utopía de otras épocas. Vemos cómo impera una indiferencia cómoda, fría y globalizada, hija de una profunda desilusión que se esconde detrás del engaño de una ilusión: creer que podemos ser todopoderosos y olvidar que estamos todos en la misma barca… El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro. El aislamiento, no; cercanía, sí. Cultura del enfrentamiento, no; Cultura del encuentro, sí».
En relación al avance de las tecnologías de la comunicación virtual nos previene que “estos nos pueden hacer perder el sabor de la fraternidad, ya que la conexión digital no basta para tender puentes, no alcanza para unir a la humanidad” FT 43.
Con mucho realismo el Papa concluye su documento remitiendo al fundamento último de la vida social: Dios. Dice en el 272: “Los creyentes pensamos que, sin una apertura al Padre de todos, no habrá razones sólidas y estables para el llamado a la fraternidad. Estamos convencidos de que «sólo con esta conciencia de hijos que no son huérfanos podemos vivir en paz entre nosotros». Porque «la razón, por sí sola, es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia cívica entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad»
Y citando a San Juan Pablo II agrega en el 273: “Si no se reconoce la verdad trascendente, triunfa la fuerza del poder, y cada uno tiende a utilizar hasta el extremo los medios de que dispone para imponer su propio interés o la propia opinión, sin respetar los derechos de los demás. […] La raíz del totalitarismo moderno hay que verla, por tanto, en la negación de la dignidad trascendente de la persona humana, imagen visible de Dios invisible y, precisamente por esto, sujeto natural de derechos que nadie puede violar: ni el individuo, el grupo, la clase social, ni la nación o el Estado. No puede hacerlo tampoco la mayoría de un cuerpo social, poniéndose en contra de la minoría»
Hasta aquí algunos de los textos inspiradores del Papa que creo firmemente nos pueden iluminar en esta nueva etapa que Chile ha comenzado para darse una nueva Constitución.
Oremos al Señor de la Historia para que ilumine a nuestros líderes políticos y sociales para que nos conduzcan por caminos de dialogo, de verdad, de justicia y de solidaridad para construir ese Chile que soñamos desde el Evangelio.
En el Mes de la Patria nos encomendamos con renovada confianza a nuestra Madre y Reina, la Virgen del Carmen.
+Tomislav Koljatic M.
Obispo