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Queridos hermanos y hermanas:

Entre tantos efectos que la pandemia trajo a la vida pastoral diocesana está el debilitamiento del 1% a mi Iglesia.

El hecho de que durante tantos meses no fue posible visitar a los fieles donantes en sus casas, e incluso la imposibilidad de abrir las puertas de los templos, significó que actualmente hayamos bajado mucho los aportes económicos a nuestras parroquias. Esto merece una reflexión y un compromiso de nuestra parte.

 

Jesús y el dinero

En la enseñanza y práctica de Jesús vemos cual fue su actitud hacia el dinero. Si bien nunca lo condenó, si nos puso en guardia severamente de no dejarnos tentar ni poseer por la codicia del dinero.

En un cierto momento de su predicación el Señor nos dijo que “no podemos servir a Dios y al dinero” (Lc 6,24). Ambos se oponen y se deben rechazar como los polos de los imanes.  Debemos saber elegir el servir a un solo Dios y este no es otro que El Señor. Aquel que se deja encadenar por la ambición del dinero, ya no puede servir a Dios. Así de simple.

El dinero, como tal, no es ni bueno ni malo. Dependerá del uso que le demos.

Si lo atesoramos solo con afán posesivo y de confiar en él, entonces ya no deja lugar a la confianza en Dios. Nuestro Dios será Mammón, el dios dinero. Y ese dios lo exige todo. Incluso traicionar nuestros principios y valores más profundos ya que reemplazan en definitiva al Señor mismo.

Así hay muchas parábolas en que el Señor nos pone en guardia sobre este peligro mortal para la salvación eterna. Baste pensar en la expulsión de los mercaderes del Templo (Mc 11,15), Lázaro y el rico (Lc 16,19) más fácilmente pasará un camello por el ojo de la aguja que un rico en el Reino de los Cielos (Mc 10,23 ss), el joven rico (Mc 10,17 ss). En un momento de la vida del Señor uno le pide que le ayude con su hermano a dividir la herencia paterna y le responde: que “evite toda clase de codicia, porque, aunque uno lo tenga todo, estas pertenencias no le darán la Vida” (Lc 12, 13 ss).

Por eso concluye el Señor diciendo: “no atesoren tesoros en la tierra, donde la polilla y el gusano los echan a perder y los ladrones los roban. Atesoren tesoros en el cielo…pues donde este tu tesoro estará tu corazón (Mt 19-21).

Concluyo esta reflexión con la sublime lección de Jesús cuando ve a la viuda pobre dar todo lo que tenía en la colecta del Templo, poniéndola como ejemplo para sus discípulos. (Mc 13,41 ss) y a través de ellos a todos nosotros.

La pregunta es entonces muy clara. ¿Estoy viviendo esta enseñanza del Señor hoy? ¿Cómo?

La experiencia de los apóstoles

En los Hechos de los Apóstoles también se nos narran diversos episodios relacionados con el dinero ocurridos en la Iglesia naciente.

Es muy significativo que ya la primera comunidad de creyentes “vivían unidos y compartían todo cuanto tenían. Vendían sus propiedades y se repartían según sus necesidades”. Hechos 2, 42-47. Más adelante confirma esta enseñanza diciendo que “nadie consideraba como suyo lo que poseía, sino que todo lo tenían en común”. Hechos 4,33.

Con esos bienes se comenzaron a organizar “los primeros comedores” para las viudas atendidos por los 7 diáconos (Hechos 6), se proveía a los gastos de la evangelización y del culto.

La experiencia de la Iglesia chilena

Como sabemos en Chile tenemos una muy hermosa tradición que conocemos con el 1% a mi Iglesia, antes conocida como el CALI (Contribución a la Iglesia). Dicen los expertos que esta iniciativa pastoral es única, al menos en América Latina y por lo mismo muy reconocida en otras Iglesia nacionales. Durante más de 60 años nuestras parroquias y diócesis se han mantenido en parte importante del aporte del 1% de los ingresos de sus fieles, que es poner en práctica el ejemplo de la viuda pobre que da desde su pobreza para mantener el culto divino.

En la diócesis de Linares en este 2022 hay 20 parroquias con el 1% activas (de 30 parroquias), 100 visitadores activos y 190 erogantes activos. Alguna vez llegaron a ser 300 erogantes. 

Esos dineros quedan en un 10% para el recaudador, un 1% para el Papa, un 50% para la parroquia y el 50 % para el obispado. 

Acorde a los tiempos nuevos, hay 96 mandatos bancarios activos en 23 parroquias. 

Algunos fundamentos pastorales del 1%

1.- El 1% a mi Iglesia es una acción enteramente pastoral

El 1% se construye desde el encuentro del fiel donante y la visita de la recaudadora.  Son miles los hombres y mujeres que han participado del 1% en Chile, ya sea como visitador o donante. Como todos sabemos, en esos encuentros se va tejiendo la relación pastoral mutua, se crece en comunión, en acción de gracias, en oración.

Es un acto de caridad organizada y no dejada a la respuesta emotiva de una campaña particular. Los gastos permanentes pastorales de la parroquia deben tener ingresos permanentes. El 1% contribuye a esto.

2.- La Iglesia local debe autofinanciarse

En principio, es saludable que cada capilla, parroquia y diócesis tenga sus recursos autogenerados para realizar la tarea pastoral. Así ocurre en toda institución seria.

Construir, reparar, mantener los templos y capillas, pagar los gastos parroquiales, comedores solidarios, ayuda fraterna, sueldos, aportar al párroco, libros, etc. deben ser realizados con los ingresos que genera esa comunidad parroquial.

Solo en el caso de una gran inversión, como es construir salas o templos, es posible postular a fondos internacionales o nacionales, pero son cada vez menos los dineros disponibles. Es un mito de que recibimos dineros para la acción evangelizadora habitual. El dicho que la Iglesia es rica es un mito que algunos dicen para justificar el no dar a la Iglesia.

3.- Es signo de comunión y participación

El compromiso del 1% a mi Iglesia es fundamentalmente un signo de comunión y corresponsabilidad eclesial. No se trata solo del dinero. Se trata de dar la posibilidad de que todo fiel participe de la vida de su Iglesia, de compartir sus bienes materiales con los que tienen menos, de ser corresponsables de la acción pastoral de su comunidad que necesita recursos para evangelizar. En ese sentido nadie está excluido de dar, tal como lo enseñó Jesús con la viuda pobre. Dios bendice al que da con alegría. No tengamos miedo de compartir.

4.- Es un acto de fe y confianza en Dios

El 1 % es una de las maneras concretas de vivir la enseñanza de Jesús en relación al dinero y de poner en práctica la enseñanza del Señor relatada al inicio de este editorial y por cierto de hacer la caridad. El evangelio es para vivirlo, no solo para escucharlo.

5.- El deber de la transparencia 

Junto a un derecho de pedir el apoyo económico a los fieles, hay un deber de dar cuentas del uso de los recursos de la parroquia. Es verdad que es mucho más difícil cumplir con este Mandamiento de la Iglesia si no hay claridad en que se gasta el dinero.

Esto se debe cumplir en que el 1% se debe tratar en el Consejo Económico Parroquial (que el Código exige tener siempre en toda parroquia), y en la cuenta que se da a los fieles de los ingresos y gastos de la parroquia.

Hace unas semanas se dio un Reportaje en la TV en la cual se ponía en duda si se cumplía en Chile este deber de dar cuentas en las parroquias. Debemos responder con los hechos reales de transparencia.

Nuestro compromiso 

Al retomar las actividades presenciales debemos retomar esta dimensión de mi compromiso con el 1% a mi Iglesia diocesana.

Por ello a partir de este mes de julio nuestro departamento del 1% estará visitando y animando a los equipos parroquiales para relanzarlo como una tarea evangelizadora.

Por mi parte, les invito a revisar si tengo conciencia de mi responsabilidad en la mantención económica de mi parroquia y mi diócesis y a participar del 1%. Siempre es posible recibir a una visitadora en casa. Pero ya no son tantas. A lo mejor puedo ver si es posible hacer un mandato bancario de manera de cumplir con este mandamiento de la Iglesia.

Les bendice con cariño,

 

+Tomislav Koljatic M.

Obispo de Linares

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