Las sombras de un mundo cerrado (Fratelli Tutti, Cap. II)

Uno de los aspectos más importantes de la misión es tomar conciencia de la realidad en la cual se anuncia a Cristo. Es la importancia que adquiere en contexto en el cual vivimos y del cual somos parte como cristianos y cristianas y como Iglesia. Nuestras comunidades no existen en una burbuja, sino que están insertos en medio del mundo, y lamentablemente, muchos de los males que aquejan a la sociedad también nos afectan como comunidades. En el cap. II, de Fratelli Tutti, el Papa Francisco nos señala algunas de las sombras de un mundo que se cierra en sí mismo, estos aspectos son fundamentales para asumir el desafío misionero de hoy. 

Un primer elemento que debemos considerar es la desintegración del sueño de una humanidad unidad (Cf. FT. 10-13). Esto que se refleja a nivel mundial, también lo percibimos en nuestro país. Estas últimas semanas hemos visto como el clima de unidad se rompe a pedazos cuando no somos capaces de realizar campañas políticas que nos unan en un proyecto país, y las ansias de poder parece ser más grandes. La misión de Jesús y la de sus discípulos de todos los tiempos es siempre una misión de paz y unidad. Nos dice el Papa Francisco: ˝la mejor manera de dominar y de avanzar sin límites es sembrar desesperanza y suscitar la desconfianza constante, aun disfrazada detrás de la defensa de algunos valores» (FT 15). Como cristianos, asumiendo nuestra misión, debemos aportar para construir proyectos comunitarios, para un proyecto de todos y constituirnos en un «nosotros» que habita una casa que es casa de todos (Cf. FT 17).   

También el Papa nos recuerda un orden/desorden mundial que es capaz de sacrificar a una parte del mundo para beneficiar a otros (pocos) en un modelo de personas que quiere vivir sin límites y responsabilidades: esta cultura del descarte afecta no solo a las cosas materiales, sino también a las personas, y se van generando nuevas pobrezas (Cf. FT 18-21). No podemos olvidar que la misión de Jesús tiene a los pobres como sus interlocutores privilegiados (Cf. Lc. 4, 16-20). Anunciar a Cristo hoy, es hacerse prójimos de esos nuevos pobres. 

Finalmente, es importante considerar lo que dice el Papa: «las situaciones de violencia van dolorosamente en muchas partes del mundo, hasta asumir las formas de la que se podría llamar una “tercera guerra mundial en etapas”» (FT 25). Como misioneros de Jesús no podemos replegarnos y mirar solo al interior de nuestras comunidades, sino que debemos ser verdaderos constructores de la paz, cultivadores de una cultura del encuentro y no del enfrentamiento, constructores de puentes y no de muros, como lo ha señalado numerables veces el Papa Francisco en relación con la acogida a los migrantes. 

La misión implica siempre un compromiso con la transformación del mundo, para ayudar a abrir este mundo que se enferma encerrándose en sí mismo, y se abra a descubrir la riqueza de estar con los otros y a asumir con responsabilidad la vida de todos y no solo de unos pocos. P. Ronald Flores, párroco San Alfonso, Cauquenes