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Esta mañana, casi en vísperas de la fiesta de la Santísima Trinidad, la comunidad de hermanas de la Consolación en Bolivia con gran dolor, comunicó la triste noticia del fallecimiento de Clementina Orellana, nsc, víctima de la pandemia del covid que dolorosamente atravesamos. En la provincia de los Andes es recordada por cuantos la conocieron y compartieron con ella (hermanas y laicos de la provincia) como una persona sencilla, alegre y servicial.

Con un gran espíritu misionero Clementina compartió la misión de «consolar» más allá de su país de origen: Chile, con las hermanas en diferentes comunidades de África (Burkina Faso, Togo) y Latinoamérica (Venezuela, Ecuador, Argentina, Perú, Bolivia).

Actualmente residía en la comunidad de Pataca- maya trabajando activamente en esa presencia de Consolación que tienen las hermanas en el Altiplano boliviano.

Su mayor deseo era presentarse al final del camino con las palabras del P. Casaldaliga: «… me dirán: ¿Has vivido? ¿Has amado? Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres».

Las hermanas de la provincia de Los Andes con profundo dolor comparten este momento de «prueba y esperanza» y expresan su deseo de que, entre los nombres que hoy ha presentado Clementina al Padre, estén también los de cada una de ellas, con quienes compartió la vida y misión; la ilusión de sus inicios en la vida consagrada y hasta hoy, según el estilo propuesto por Sta. Ma. Rosa Molas.

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