Queridos hermanos:
Con estas palabras el Papa Francisco titula su última Exhortación Apostólica (de octubre 2023) con la cual quiere celebrar los 150 años del nacimiento de Santa Teresa del Niño Jesús (Francia, 1873) y el centenario de su beatificación en el 1925.
Cabe destacar que ese mismo año 1925 el papa Pío IX fundó la diócesis de Linares.
Francisco explica la elección de estas palabras como título de su documento “porque ellas lo dicen todo, resumen la genialidad de su espiritualidad y bastarían para justificar que se la haya declarado doctora de la Iglesia. Sólo la confianza, “nada más”, no hay otro camino por donde podamos ser conducidos al Amor que todo lo da. N°2 (de aquí en adelante en cursiva los textos de Santa Teresita).
Y agrega: “Es la confianza la que nos sostiene cada día y la que nos mantendrá de pie ante la mirada del Señor cuando nos llame junto a Él: «En la tarde de esta vida, compareceré delante de ti con las manos vacías, pues no te pido, Señor, que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a tus ojos. Por eso, yo quiero revestirme de tu propia Justicia y recibir de tu Amor la posesión eterna de Ti mismo». N°3.
En la celebración del Centenario de la Diócesis nos hace bien volver nuestra mirada a esta joven que es “una de las santas más conocidas y queridas en todo el mundo. Como sucede con san Francisco de Asís, es amada incluso por no cristianos y no creyentes. También ha sido reconocida por la UNESCO entre las figuras más significativas para la humanidad contemporánea” N°4.
Mons. Salinas y luego Mons. Camus tuvieron una gran devoción a Teresita de Liseux. De hecho, una hermosa imagen de la santa, que va en la portada de esta edición, les acompañó durante todo su servicio pastoral. Esta imagen está también hoy en la casa del Obispo para ser venerada por todos.
Su Corta Vida
Teresita nace en un hogar santo. Sus padres Luis Martin y María Celia Guérin fueron beatificados por Francisco en el 2015. De sus 4 hermanas vivas, todas ingresaron a la vida contemplativa. Ella lo hizo a los 15 años en el Carmelo de Lisieux donde solo vivió 9 años. Falleció a los 24 años de tuberculosis.
A pesar de estar oculta en el Carmelo, su vida, y sobre todo su enseñanza, se conocieron rápidamente en el mundo entero luego de la publicación de sus escritos personales, en los cuales relata su forma de entender el Evangelio y de vivir su fe, esperanza y caridad.
Es lo que se conoce como la Historia de un Alma, la cual fue distribuida abundantemente por Mons. Camus aquí en la diócesis.
Su Espiritualidad
A continuación, les entrego algunas pistas de su conocida y original “espiritualidad del caminito espiritual” que tanto ha influido en la Iglesia contemporánea.
Hacia fines del siglo 19 se creía que la santidad era fruto de acciones personales llenas de sacrificios y heroísmo. Teresita en cambio vive su caminito espiritual, propio de los pequeños, de los niños.
Ella lo explica así. Tal como los ricos tiene ascensores en sus casas para evitar el sacrificio de subir a pie, ella sueña con un ascensor que la pueda llevar fácilmente al encuentro de Dios. Y ese ascensor es el hacerse pequeña. «¡El ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! Y para eso, no necesito crecer; al contrario, tengo que seguir siendo pequeña, tengo que empequeñecerme más y más». Dios solo nos pide abandono y gratitud…Es el dulce camino del amor que nos invita a confiar siempre en el amor de Dios, “que nos libera de los cálculos obsesivos, de la constante preocupación por el futuro, de los temores que quitan la paz…para vivir en el santo abandono”.
Al hablar de la Eucaristía, dice que lo importante es que “es Jesús mismo el que quiere venir a nosotros”, no que nosotros queremos ir a Él.
Teresita, como tantos santos, experimentó las pruebas de la fe, es decir, la noche oscura, dudas y tinieblas espirituales, vacío espiritual y sentimiento de la nada, sobre todo al acercarse su muerte.
Pero responde desde la fe y el abandono: “Pero la oscuridad no puede extinguir la luz: ella ha sido conquistada por Aquel que ha venido al mundo como luz (cf. Jn 12,46). Asimismo, ella es consciente del drama del pecado. Dice el Papa: “El pecado del mundo es inmenso, pero no es infinito. En cambio, el amor misericordioso del Redentor, este sí es infinito”. N°29
En el centro de su espiritualidad está el amor
Ella responde al grito de Jesús en la Cruz: Tengo sed: Ella lo entiende como la sed de Dios por nuestro amor. Ella devuelve amor por Amor.
Notemos que la otra Santa Teresa contemporánea, la de Calcuta, se inspira en Teresita y por ello el lema de su Congregación de las Misioneras de la Caridad es este mismo: “Tengo sed”. Lo tomó de la Historia de un Alma.
Al final de la Historia de un alma, Teresita nos regaló su “Ofrenda como víctima de holocausto al amor misericordioso de Dios”.
El amor fue la clave de lectura de toda su vida. “Que nuestra vida acabe rota por el amor…”
Caridad que vivía en las cosas de la vida diaria, pequeñas humillaciones, silencios, servicios prestados sin esperar nada a cambio. “Recoger un alfiler por amor puede convertir un alma…”
Y esto le lleva a escribir: No cambiaría un día en este convento escondido por mil años de fiestas mundanas…”
Este amor a Jesús presente en los hermanos se extiende también en su amor por la Iglesia. Es clásico el texto en el que después de buscar durante meses cuál era su lugar en la Iglesia, ya que quería ser todo, misionera, sacerdote, contemplativa, mártir, descubre que su vocación es el amor. Dice: “en el corazón de la Iglesia, yo seré el amor”.
Por eso ella grabó en su habitación “Jesús es mi único amor” como un recordatorio perpetuo.
Dice en la Historia de un Alma: «En el cielo desearé lo mismo que deseo ahora en la tierra: amar a Jesús y hacerle amar». Y esto lo graficó hermosamente diciendo que desde el cielo intercedería por todos y derramaría “una lluvia de flores” es decir, de bendiciones celestiales.
«Pasaré mi cielo en la tierra hasta el fin del mundo. Sí, yo quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra».
Concluye el papa su documento diciendo:
Se cierra el círculo. «C’est la confiance». Es la confianza la que nos lleva al Amor y así nos libera del temor, es la confianza la que nos ayuda a quitar la mirada de nosotros mismos, es la confianza la que nos permite poner en las manos de Dios lo que sólo Él puede hacer… Y así, en medio del sufrimiento de sus últimos días, Teresita podía decir: «Sólo cuento ya con el amor».
Al final sólo cuenta el amor. Esta expresión nos permite llamarla “doctora de la síntesis” dice el Papa.
Que en este Mes de María podamos caminar por la senda del caminito espiritual de Santa Teresita.
Les bendice,
+Tomislav Koljatic
Obispo
Historia de un Alma
Libro Historia de un Alma, fue publicado en su primera edición el 30 de septiembre de 1898
… La caridad me dio la clave de mi vocación. Comprendí que, si la Iglesia tenía un cuerpo, compuesto de diferentes miembros, no podía faltarle el más necesario, el más noble de todos ellos. Comprendí que la Iglesia tenía un corazón, y que ese corazón estaba ardiendo de amor. Comprendí que sólo el amor podía hacer actuar a los miembros de la Iglesia; que, si el amor llegaba a apagarse, los apóstoles ya no anunciarían el Evangelio y los mártires se negarían a derramar su sangre… Comprendí que el amor encerraba en sí todas las vocaciones, que el amor lo era todo, que el amor abarcaba todos los tiempos y lugares… En una palabra, ¡que el amor es eterno…! Entonces, al borde de mi alegría delirante, exclamé: ¡Jesús, amor mío…, al fin he encontrado mi vocación! ¡Mi vocación es el amor…! Sí, he encontrado mi puesto en la Iglesia, y ese puesto, Dios mío, eres tú quien me lo ha dado… En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor… Así lo seré todo… ¡¡¡Así mi sueño se verá hecho realidad…!!!». [65] S. Teresa de Lisieux
Actualidad de su caminito
Al final de su Exhortación el Papa resume diciendo en los N° 52 y 53:
Del cielo a la tierra, la actualidad de santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz perdura en toda su “pequeña grandeza”.
En un tiempo que nos invita a encerrarnos en los propios intereses, Teresita nos muestra la belleza de hacer de la vida un regalo. En un momento en que prevalecen las necesidades más superficiales, ella es testimonio de la radicalidad evangélica.
En un tiempo de individualismo, ella nos hace descubrir el valor del amor que se vuelve intercesión.
En un momento en el que el ser humano se obsesiona por la grandeza y por nuevas formas de poder, ella señala el camino de la pequeñez. En un tiempo en el que se descarta a muchos seres humanos, ella nos enseña la belleza de cuidar, de hacerse cargo del otro.
En un momento de complicaciones, ella puede ayudarnos a redescubrir la sencillez, la primacía absoluta del amor, la confianza y el abandono, superando una lógica legalista o eticista que llena la vida cristiana de observancias o preceptos y congela la alegría del Evangelio.
En un tiempo de repliegues y de cerrazones, Teresita nos invita a la salida misionera, cautivados por la atracción de Jesucristo y del Evangelio.
Un siglo y medio después de su nacimiento, Teresita está más viva que nunca en medio de la Iglesia peregrina, en el corazón del Pueblo de Dios. Está peregrinando con nosotros, haciendo el bien en la tierra, como tanto deseó. El signo más hermoso de su vitalidad espiritual son las innumerables “rosas” que va esparciendo, es decir, las gracias que Dios nos da por su intercesión colmada de amor, para sostenernos en el camino de la vida.
Querida santa Teresita
La Iglesia necesita hacer resplandecer
el color, el perfume,
la alegría del Evangelio.
¡Mándanos tus rosas!
Ayúdanos a confiar siempre,
como tú lo hiciste,
en el gran amor que Dios nos tiene,
para que podamos imitar cada día
tu caminito de santidad. Amén.