El Pueblo de Sauzal, fundado el 2 de enero de 1782, en medio de la cordillera de la costa, el primer domingo de octubre, nuevamente se engalanó para recibir a miles de peregrinos que, como cada año, han venido a celebrar en comunidad la Fiesta en honor a la Virgen del Rosario, representada en una hermosa imagen de madera policromada, que data de principios del siglo XIX y que cada año preside las celebraciones que congregan a peregrinos venidos de los más diversos rincones del país, en su mayoría sauzalinos que por diversos motivos han dejado su tierra natal, pero cada año vuelven a casa, a dar gracias a la Madre celestial por su cuidado y bendiciones recibidas, transformando esta celebración en una de las más importantes de la Diócesis de Linares.
La hermosa Fiesta en honor a la Virgen del Rosario, que por su vigor y profundo arraigo en el corazón de los sauzalinos ha perdurado en el tiempo, pasando por las generaciones. Comenzó con la novena que cada día dedica su oración a distintas intenciones, en especial pidiendo a Nuestra Señora del Rosario que por favor interceda y pronto sea restaurado el Templo, fundado el 28 de febrero de 1835 y destruido hace ya 13 años, para el terremoto del 27F.
Concluida la Eucaristía, presidia por Monseñor Tomislav Koljatic y concelebrada por el párroco P. José Ulloa Oliveros, la imagen de la Virgen, es llevada en procesión por las calles del Poblado del secano costero, siendo escoltada por el Obispo, Autoridades comunales, Clubes de Huasos y comunidad en general, que como cada año han peregrinado para dar vida y colorido a esta hermosa fiesta, que aún conserva las hermosas tradiciones de religiosidad arraigadas en lo más profundo del alma del pueblo y que han traspasado las barreras del tiempo, empapando de devoción y esperanza a las nuevas generaciones. Al paso de la Procesión los vecinos apostaron altares en el frontis de sus hogares que adornaron con flores y globos, espacio bendecido por el Obispo y el párroco.