Cariño, emoción y devoción, se vivieron en la Novena a la Virgen del Perpetuo Socorro, destacando cada día a María, fortaleza de la Iglesia que peregrina, rezando también por Jesús que dona a su Madre y por el Pueblo de Dios que peregrina en estas tierras, preparando el corazón y el espíritu para la Peregrinación hasta el Santuario Nacional, para celebrar la gran Fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en la Basílica Santuario de Santiago, encomendando a ella, la protección de sus devotos peregrinos.