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Queridos hermanos y hermanas:

Entre el 1 de 6 de agosto de este año se desarrollará en Lisboa, Portugal, la XX Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

La primera Jornada se realizó Buenos Aires en el ya lejano 1987. Allí el Papa Juan Pablo II reunió un millón de jóvenes. Dado el gran éxito de esa convocatoria, el Papa decidió llamar a estas Jornadas Mundiales de Jóvenes cada 2 años.

En estos 36 años se ha realizado en Santiago de Compostela en 1989, en el Santuario de Czestochowa en Polonia en 1991 con 1 millón 600 mil asistentes, Denver USA  1993 con 700 mil fieles, Manila Filipinas en 1996 donde se ha reunido una de las más grandes concentraciones de personas que se tenga registro, con 5 millones y medio de personas. Luego París en 1997, Roma para celebrar el Jubileo de la Redención en el 2000 con 2 millones 200 mil fieles, luego Toronto en el 2002 que fue la última que Dios le concedió presidir.

Al papa Benedicto le correspondió ir a su propia tierra en Colonia 2005, luego Sidney en el 2008 y Madrid en el 2011, que sería la última para él.

El papa Francisco asistió a Río de Janeiro recién elegido en el 2013 donde reunió a unos 3 millones 700 mil jóvenes, luego a Cracovia en el 2016 con 3 millones 500 mil y finalmente Panamá en el 2019.

 

1.- El desarrollo de las Jornadas

La JMJ permite el encuentro de jóvenes venidos de muy diferentes países, de culturas y tradiciones muy diversas, de jóvenes católicos y no católicos.

En estos encuentros es posible soñar con un mundo mejor, renovado desde el Evangelio, desde la gratuidad del encuentro, de la fraternidad, de la colaboración mutua. Y en ese encuentro se produce el milagro de Pentecostés. Jóvenes que hablan todos los idiomas de la tierra pero que se entienden en lo esencial. En el deseo de servir, de amar y trabajar por un mundo mejor.

En estos días de gracia, los jóvenes podrán hacer misiones en las diócesis que los acogen cerca de Lisboa. También hay catequesis entregadas por obispos de todos los rincones del mundo. Hay festivales de música, exposiciones, Confesiones, liturgias, un Vía Crucis y la Misa final presidida por el Papa.

Como dice uno de los portales de la JMJ, “La Jornada Mundial de la Juventud se propone ofrecer a todos los participantes una experiencia de la Iglesia universal, propiciando un encuentro personal con Jesucristo. Es un nuevo impulso a la fe, a la esperanza y a la caridad de toda la comunidad del país de acogida. Con los jóvenes como protagonistas, la Jornada Mundial de la Juventud busca también promover la paz, la unidad y la fraternidad entre los pueblos y las naciones del mundo”.

Una constante de todos estos Encuentros Mundiales es que, a pesar de la reunión de cientos de miles de jóvenes, durante estos días no hay incidentes ni delitos provocados por los peregrinos. Siempre es un comentario de los países anfitriones que celebran la ausencia de problemas tan típicos en nuestro mundo actual.

 

2.- Los signos de la JMJ. La cruz y el ícono de María 

Uno de los momentos más significativos del desarrollo de la JMJ es cuando se recibe la Cruz peregrina de madera de 3,9 metros de altura construida en el Año Santo del 1983. Fue confiada por Juan Pablo II a los jóvenes el Domingo de Ramos de 1984 para que la llevaran por todo el mundo. A partir de ese momento ha estado en los cinco continentes en casi 90 países.

Se ha convertido en un verdadero signo de fe. Se transportó a pie, en barco e incluso haciendo uso de medios poco habituales como trineos, grúas o tractores. Recorrió la selva, visitó iglesias, centros de internamiento de menores, cárceles, escuelas, universidades, hospitales, monumentos y centros comerciales. Durante su recorrido se enfrentó a muchos obstáculos: desde ataques aéreos hasta dificultades de transporte, como la imposibilidad de viajar por no caber en ninguno de los aviones disponibles.

Poco después del 11 de septiembre, viajó a la zona Zero en Nueva York, donde tuvieron lugar los ataques terroristas que mataron a casi 3.000 personas. También pasó por Ruanda en 2006, después de que el país sufriera una devastadora guerra civil.

Desde el año 2003 el Papa Juan Pablo II dispuso que la Cruz Peregrina contara con la compañía del ícono de Nuestra Señora Salud del Pueblo Romano (Salus Populi Romani), que representa a la Virgen María con el Niño en los brazos. Con 1,20 metros de alto y 80 centímetros de ancho, el icono está asociado a una de las devociones marianas más populares de Italia. Existe una antigua tradición de llevarlo en procesión por las calles de Roma para ahuyentar peligros y desgracias o acabar con las pestes. El icono original se encuentra en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, donde el Papa Francisco acude a rezar y a depositar un ramo de flores antes y después de cada viaje apostólico.

Esta Jornada tendrá como lema “María se levantó sin demora y partió de prisa” tomado de San Lucas 2, para expresar la disponibilidad de la Virgen para ir al encuentro del necesitado.

 

Comentario final

Cabe agregar que esta providencial iniciativa pastoral es una enorme fuente de renovación para la Iglesia en el mundo entero. Miles de jóvenes se preparan durante años para poder cumplir con su sueño de poder peregrinar a una Jornada Mundial de la Juventud en la cual se encontrarán con tantos otros jóvenes que tienen sus mismos ideales y sueños.

También desde Linares jóvenes y sacerdotes han asistido a estas Jornadas, según las posibilidades económicas del momento. Para ellos ha sido un tiempo de gracia, de conversión y de experimentar la vitalidad de la Iglesia del Señor que siempre se renueva desde los jóvenes.

Son experiencias inolvidables que dejan una huella imborrable en el alma de todo creyente.

Les invito entonces a orar por los frutos de esta Jornada que se desarrollará en esa tierra bendecida por la aparición de la Madre de Dios a los 3 pastorcitos de Fátima.

Les bendice en este Mes en que celebramos a nuestra Madre y Reina, la Virgen del Carmen.

 

+Tomislav Koljatic M.

Obispo de Linares

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