Estamos celebrando el tiempo pascual y pronto celebraremos la fiesta de Pentecostés. Como Iglesia estamos además en este proceso sinodal, donde se nos llama a caminar juntos (sínodo) y a responder juntos (corresponsabilidad) a la misión que tenemos como Iglesia. En el centro de este proceso, se encuentra la convicción que el Espíritu actúa en cada cristiano, que es Él quien nos reúne como el Pueblo de Dios y que es el protagonista de la misión. La sinodalidad tiene, por tanto, como objetivo fundamental, que escuchemos la voz del Espíritu que habla en medio de la comunidad y nos anima a buscar juntos, caminos para responder de modo más adecuado a la misión que como diócesis y parroquias tenemos. Sin poner atención a la voz del Espíritu corremos el riesgo de escucharnos a nosotros mismos y en vez de hacer la voluntad de Dios, terminemos luchando entre nosotros por imponer las propias voluntades. Celebrar Pentecostés es por ello, no solo una celebración litúrgica, sino el reconocimiento de la acción del Espíritu en medio de nuestra historia.