El 13 de mayo de 1917 la Virgen se apareció en Fátima, Portugal, a tres pastorcillos. En esa aparición y en las cinco posteriores, la Virgen María les habló a los niños de las terribles persecuciones que sufrirían los cristianos en todo el mundo. Les habló también del enorme poder del rezo del Rosario como instrumento esencial para terminar con el sufrimiento humano. Así, los distintos papas, desde Pío XII hasta Francisco, han ido consagrando el mundo a la protección de María.
La Virgen hoy nos pide lo mismo que pidió a los pastorcitos en Fátima
- Rezar el rosario hasta que logremos la paz y el fin de las guerras
- Que transmitamos que su Inmaculado Corazón es el refugio y el camino que conduce a Dios.
- Que, reparando el Corazón de María, agraviado por los pecados de la humanidad, reparamos a la humanidad misma.
- Nos pide sacrificios por los pecadores, por los blasfemos, por los que persiguen la fe. “Rezad, reparad el corazón de María y de Jesús”.
- No dejar de rezar por los pecadores que hacen el mal y atentan contra la fe.
- Que no ofendamos a Dios nuestro Señor. Que consolemos a
- quienes son humillados y pidamos la conversión de los que humillan.
- Que recemos el Rosario, recibamos la Comunión y estemos con ella 15 minutos meditando los misterios del Rosario para desagraviar de tanto mal.
Nota: Fotografía Comunidad La Aguada, Empedrado (archivo diocesano Buena Nueva)