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Recordando la Historia de estas 500 Ediciones del Periódico Buena Nueva

Muchas publicaciones han visto la luz como año 1, número 1 y no han podido prosperar. En algunos casos ha sido una verdadera lástima, porque prometían ingeniosas reflexiones o propuestas de proyectos interesantes. No tuvieron la suerte de nosotros.  

Nuestro Periódico Diocesano Buena Nueva, en cambio celebra ahora 500 Ediciones en momentos muy desafiantes que, nos permiten visualizar el ya largo camino recorrido y mirar el futuro para su continuidad. Quizás con ajustes más o menos profundos, pero con la intención original de ser un medio de comunicación para la Comunión de esta Iglesia que peregrina en el Maule Sur.

Nuestros orígenes

Nacimos en un contexto bien particular. En 1977 se había evaporado tristemente la aspiración de los demócratas que creyeron que el Golpe Militar que derrocó al Presidente Salvador Allende estaría en el poder hasta que se cumpliera el período constitucional de ese gobierno en 1976 y después de introducir las correcciones necesarias en la convivencia nacional, llamarían a elecciones. Pero la Dictadura se había ido perfilando cada día como más intransigente, y las Fuerzas Armadas habían conseguido el control total y la dispersión de los progresistas, relegando a muchos a la Isla Dawson y otros lugares muy alejados de Santiago, y empujando al exilio a miles de connotados intelectuales y políticos disidentes.

Después del Comité Pro-Paz, integrado por algunas Confesiones religiosas para enfrentar las primeras torturas, asesinatos y desapasiones de personas, la única Institución de peso que había conseguido mantenerse bastante cohesionada y con autoridad para alzar su voz, era la Iglesia Católica liderada por el Cardenal Raúl Silva Henríquez. Presidente de la Conferencia Episcopal y el Obispo Carlos Camus Larenas, Secretario General. Pero sus intervenciones eran silenciadas o tergiversadas por la autocensura que se generó. Casi no tenían acceso a los diarios, revistas, radios y canales de televisión. El clima era tan hostil que hasta se abrían las cartas y se interceptaban los teléfonos.

 

Necesidad de Medios Pluralistas

Fue ahí cuando se hizo absolutamente necesario contar con medios que permitieran el contacto libre y veraz de los Pastores con el Pueblo. Por eso, Don Carlos, creó el Cencosep (Centro de Comunicaciones Sociales del Episcopado) que empezó a editar un pequeño Boletín de noticias y promovió la rápida organización de Departamentos de Comunicaciones en todas las Diócesis.

Providencialmente al jubilarse por edad Don Augusto Salinas, el Santo Padre Pablo VI nombró a Monseñor Camus para sucederlo como Obispo de Linares. Nada más llegar a Linares, el 17 de abril de 1977, en la primera reunión con el Clero propuso sacar una Publicación que ayudara a formar e informar. Me confió esa tarea ya que entonces era Secretario del Obispado, Asesor diocesano de pastoral juvenil y vicario de la Catedral.

 

Problemas y problemas 

Para sacar adelante esta iniciativa hubo que sortear muchas dificultades. La primera de todas, que en Linares ninguna Imprenta estaba en condiciones de jugarse por un servicio semejante. Sólo el Nono Valdivieso y su esposa que tenían una Imprenta chiquitita, donde hacían boletas de compraventa, lo intentaron. Pero como se trataba de sacar el número inicial en el primer miércoles del mes de mayo, a la una de la mañana del día anterior tuvimos que darnos por vencidos porque, aunque hubiéramos trabajado toda la noche no habríamos alcanzado a sacar la edición con una tipografía tan arcaica como la de Gutemberg, el inventor de la Imprenta.

Pasado el bochorno, después de recorrer otras imprentas de Talca y Curicó, terminamos con el material en la Imprenta del Colegio Salesianos de Talca, donde desde el principio encontramos mucha colaboración del Sr. Molina, los linotipistas y los alumnos que nos ayudaron de diversas maneras. Para el primer miércoles de junio de 1977, salimos finalmente el Buena Nueva número 1 del año 1.

 

Aprendimos de los demás

También nos sirvió mucho, otro hecho fortuito. Apenas llegado a Linares, a la semana siguiente, Don Carlos tuvo que ir a los Estados Unidos de Norteamérica. En Houston visitó Casa Juan Diego, una Institución parecida a Caritas, pero enfocada a ayudar a los emigrantes caribeños que publican un Boletín en inglés y castellano en papel diario, tal como habíamos querido que fuera nuestro periódico. El modelo, la diagramación, los contenidos, fueron como una confirmación de que estábamos en la senda precisa.

Varias felicitaciones saludaron nuestro nacimiento, incluida una del Nuncio de la época, Don Angelo Sodano. Pero lo que más nos animaba era la acogida de nuestros destinatarios. “Todo el que trabaja en la Iglesia, merece saber lo que hace su Iglesia” decía Don Carlos por todas partes y convocaba a que todos nos uniéramos en esta causa común. Algo parecido hacía el Obispo de Punta Arenas, Tomás González, a través de El Amigo de la Familia donde promovía un camino sinodal del que aprendimos mucho.

 

La preocupación de siempre

Otro de los problemas pendientes era conseguir una fuente segura de financiamiento. Como no teníamos autorización legal y para existir alegábamos el derecho de ser un Medio de Comunicación Interno del Obispado, no podíamos cobrar por la suscripción. Hablamos de conseguir unos Patrocinadores entre los Profesionales y el Comercio Local. Pero al final la plata no fue obstáculo “Me gusta tu idea, chico… y yo pago el primer número” gritó el P. Fernando Vetterlein, párroco de Camelias, desde el fondo de la sala, en el Colegio Providencia donde nos reuníamos, porque la Casa de Ejercicios Chacahuín todavía estaba en construcción.

Todos los meses nos hacíamos cruces para juntar lo que debíamos pagar por las ediciones hasta que tuvimos la agradable visita de Herr Luthinger de FASTENOFFERN de Suiza quien al conocer nuestra situación nos garantizó un pequeño respiro económico para tres años. Tiempo después sintiendo la necesidad de aumentar el número de páginas encontramos la buena voluntad de la periodista Rosita Parissi, quien nos contactó con Claire Dixon de CAFOD, Inglaterra, y de allá siguieron acompañándonos con nuevos aportes por muchos años.

 

Seguimos Creciendo

Mientras tanto Buena Nueva no sólo crecía en número de páginas y de ejemplares hasta llegar algunas veces a diez mil, sino que también avanzábamos lentamente en autofinanciar las ediciones con suscripciones internas en las Parroquias, Comunidades y Colegios; y sobre todo en conseguir que nuestro periódico no fuera escrito por un selecto grupo de intelectuales sino por nuestros propios lectores. Respondiendo a este objetivo se creó desde los inicios una amplia Red de Corresponsales que en sus mejores tiempos llegaron a ser como 350. Ellos captaban la noticia en el lugar de los hechos y la enviaban, a veces con fotografías, para que salieran en el número próximo. Eran tantas las cartas y tan largas que tuvimos que implementar un método sencillísimo que es válido hasta hoy, para la redacción de lo más importante. ¿Qué, Cómo, Cuándo, Dónde y Por qué? Eran las preguntas básicas que debían tener en su mente nuestros corresponsales, para relatar el hecho que querían publicar.

Mauricio Camus, hermano de Don Carlos venía con cierta frecuencia a visitarlo, y viendo los tremendos sacrificios que teníamos que hacer para salir a Talca a corregir las pruebas y a Santiago a mandar a hacer los clichés para agilizar los textos con fotografías y viñetas, en un golpe de buena suerte compró una Imprenta ubicada en el sector sur de Santiago. Ahí se ganaba la vida haciendo etiquetas por miles para frascos de frutas, cajas y envoltorios de diversos productos.  Partimos para allá y nos ayudó a publicar nuestra Buena Nueva durante varios años. Llegábamos como a nuestra casa, pero era muy pesado. Inesperadamente recibimos la visita de unos buenos católicos alemanes. Vieron lo que hacíamos y nos prometieron regalarnos una máquina impresora. Compramos una de segunda mano y se formó un equipo encabezado por Don Ricardo Acevedo que se pusieron a trabajar en unas piezas al lado de Caritas. Ahí durante más de 15 años se publicaron muchos libritos escritos por Don Carlos, con una sabiduría enorme y se mejoró notablemente la publicación mensual de Buena Nueva.

Seguimos avanzando

Buena Nueva ha seguido creciendo, no sólo en mejorar sus ediciones impresas, de lo que debemos agradecer infinitamente al Señor de la Vida por su fuerza permanente, y a muchos agentes pastorales que han colaborado con entusiasmo, en escribir y difundir. No podemos nombrarlos a todos, pero tampoco debemos olvidar que de los primeros Corresponsales laicos surgió el segundo Director del Periódico y ahora párroco de Curanipe Padre Beto Alarcón; la tercera Directora María Isabel Jorquera y la actual Directora Yasna Rebolledo, ambas Periodistas Licenciadas en Comunicación Social. Entre las secretarias, ayudó por más de 5 años, la Srta. Sandra Méndez y perseveró durante más de 30 años, Vilma Hernández. Nunca terminaremos de reconocer toda la dedicación de tantas personas que han formado parte de esta historia registrada en estas 500 ediciones del Periódico Buena Nueva en la Diócesis de San Ambrosio de Linares.

Por el dinamismo adquirido, se hizo necesario que brotara su filial en Radio Buena Nueva de Linares, y después de Chanco y más tarde asumiera Radio El Nevado de Longaví. Seguimos soñando con nuestro Obispo Don Tomislav, que es más amante de lo informático con una presencia evangelizadora muy efectiva en los medios digitales y no dejamos de acariciar algún día Buena Nueva Tv, o lo que Dios nos quiera mostrar como tarea.

 

 

Silvio Jara Ramírez

Vicario General

Primer Director del Periódico

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