. . .

Queridos hermanos y hermanas:
El último día del 2022 nos trajo la triste noticia de la muerte del Papa Benedicto XVI. Se cerraba así el ciclo terrenal de una de las figuras indiscutidas del mundo católico de los últimos 50 años.
Intentaré entregar algunas ideas acerca de quien fuera el sucesor 265 de Pedro como obispo de Roma, el segundo de este tercer milenio.

SU ORIGEN Y JUVENTUD

Mantener los subtítulos al borde izquierdo, como van Joseph Ratzin- ger nace el sábado santo del 1927, (16 de abril) en una pequeña localidad en el corazón de la Alemania católica, en el pequeño pueblo de Marktl am Inn, región de Baviera.
El niño heredó el nombre de su padre, quien fuera policía hasta jubilarse. Su madre, María, ya de 43 años en ese momento, era dueña de casa.
Joseph fue el hijo menor, detrás de María (1921), quien le acompañó hasta su muerte como su secretaria personal, y Georg (1923), también sacerdote y músico de buen nivel, quien también compartió largos años junto a Joseph.
A los 12 años ingresó al Seminario menor, siguiendo el llamado de Dios que le guiaría toda su larga vida.
A los 16 años, en pleno desarrollo de la II Guerra Mundial, fue llamado a las armas sirviendo una pieza de artillería antiaérea en Austria, como tantos miles de niños alemanes de la época. De este modo pudo conocer los horrores del nacismo, de la guerra y de la pobreza de millones de civiles. Cuando pudo desertó del Ejército y fue hecho prisionero de las fuerzas aliadas.
Terminada la Guerra, pudo
retomar sus estudios para llegar a ser ordenado sacerdote en 1951.
De allí no cesó de progresar en sus estudios bíblicos y teológicos, especialmente en San Agustín y San Buenaventura OFM, obteniendo su grado de doctor en Teología con máxima distinción.

EL PROFESOR. EL CONCILIO VATICANO II

Dado su talento teológico, de inmediato fue destinado a ser profesor en la universidad de Bonn, y luego Münster y Ratisbona.
Su obispo, el Cardenal Frings, conociendo sus capacidades, lo llevó con solo 35 años como su asesor personal al Concilio Vaticano II.
Pronto, muchos vieron en él a uno de los teólogos que dejarían huella en la vida de la Iglesia post conciliar. Al término del Concilio en el 65, su figura fue tomando más relieve de la mano de la publicación de sus libros. En el 1968 entregó Introducción al Cristianismo, tal vez una de sus obras más conocidas mundialmente.
En sus largos años de vida, sus escritos rebasan las 15 mil páginas, llegando a ser uno de los más brillantes pensadores católicos de la segunda mitad del siglo XX. En reconocimiento de ello, en el año 2010 la S. Sede creó el Premio Ratzinger que podría equivaler al Nobel de Teología en la Iglesia católica.
SU EPISCOPADO
En el año 1977 Páblo VI lo nombró Arzobispo de de Múnich y Frisinga y a los pocos meses cardenal.
Pero no le duraría mucho este tiempo para él tan pleno de gozo y realizaciones. Pronto, en 1981, el Pápa Juan Páblo II, después de pedírselo en 3 ocasiones, lo llevaría a Roma para ser el Prefecto de la Doctrina de la Fe.
Como parte de su labor le corres pondió dirigir la redacción del Catecismo de la I- glesia, expresión catequística de la
fe de la iglesia post conciliar y utilizada en todo el mundo.
En este servicio permaneció hasta la muerte del papa Juan Páblo en abril del 2005, colaborándole muy estrechamente en muchas materias. Alguno llegó a decir que eran almas gemelas por su profunda sintonía humana y espiritual.
Muchas veces tuvo que exponer la enseñanza de la fe en medio de grandes controversias e incluso duros ataques personales de sus adversarios. Pero esto no lo desvió de su convicción de que debía ser un «colaborador de la verdad» revelada por Dios (que fue el lema de su vida episcopal y papal) para no dejarse llevar por las ideas de moda del momento. Si algo caracterizó su vida fue esta firme convicción de que la verdad revelada por Dios debía ser anunciada con fidelidad y resistiendo las contradicciones de la época.
Como cardenal estuvo presente en tres cónclaves: el que eligió a Juan Páblo I, de agosto del 1978, el que eligió a Juan Páblo II de octubre de ese mismo año y el del 2005 que lo eligió a él en la 4 votación. Fue el sexto papa alemán en la historia de la Iglesia.
Eligió el nombre de Benedicto en homenaje al Papa Benedicto XV que fue un gran impulsor de la paz para terminar la Primera Guerra mundial y sobre todo por San Benito, patrono de Europa, de quien siempre se declaró admirador.

EL PAPADO

A los 78 años de edad es elegido Sumo Pontífice en abril del 2015.
Esto no estaba en sus planes humanos ya que él quería volver a su tierra natal para escribir sus libros, pero comprendió que el Señor le pedía ese último esfuerzo en bien de la Iglesia y del mundo.
De inmediato el humilde trabajador de la Viña del Señor, conquistó el cariño y el respeto del mundo entero por su gran sabiduría, sencillez y bondad.
Como Juan Páblo II, y a pesar de su avanzada edad, siguió anunciando el Evangelio a los pueblos de la tierra (Aparecida, Alemania, Inglaterra, Camerún, Angola, España, Estados Unidos, Cuba, Tierra

Santa, etc) y entregando la enseñanza de la Iglesia en 25 naciones de la tierra. Fueron 3 sus Encíclicas: Dios es amor, (Deus caritas est) dedicada al amor de Dios Salvados en la esperanza (Spe Salvi) una reflexión sobre la esperanza cristiana y Caridad en la verdad (Caritas in veritate) sobre el desarrollo humano auténtico. No alcanzó a firmar la cuarta encíclica que trataba sobre la fe, la cual lleva la firma de su sucesor Francisco. De este modo quería hablar de las 3 virtudes teologales, fe, esperanza y caridad.
A la edad de 86 años, en febrero del 2013, presentó la renuncia voluntaria al papado, hecho que remeció al mundo entero. Era el único después de Celestino V en 1295, en la milenaria historia del papado.
Este gesto fue el broche de oro a un hombre que había entregado lo mejor de sí al servicio de Dios, la Iglesia y la humanidad.
Se retiró a vivir como Pápa Emérito en una pequeña casa en los jardines vaticanos, a la espera del llamado del Señor. Sus últimas palabras fueron: «te amo Jesús». Tál vez, la mejor predicación de su vida.
Pérsonalmente tuve la dicha de estar con él en la Visita Ad Límina del año 2008, en la cual le expuse de la vida pastoral de la diócesis de Linares ante sus ojos atentos y penetrantes. Me impresionó su humildad, escucha y cercanía paternal.
Como dice el refrán, «para verdades, el tiempo». Solo el tiempo podrá discernir en toda su hondura quién fue Joseph Ratzinger y su aporte a la misión de la Iglesia en estos tiempos de cambio de época. Como dijo Francisco en su funeral:
«Apacentar quiere decir amar, y amar quiere decir también estar dispuestos a sufrir. Amar significa dar el verdadero bien a las ovejas, el alimento de la verdad de Dios, de la palabra de Dios; el alimento de su presencia».
Muchos en la Iglesia tenemos la opinión que fue un hombre de Dios para estos tiempos tormentosos, tan necesitados de luz, paz y amor. Nos encomendamos a su intercesión.

Les deseo una bendecida Cuaresma, bajo el amparo de María.
+Tomislav Koljatic Obispo de Linares

Menú

Notice: ob_end_flush(): failed to send buffer of zlib output compression (1) in /home/pbndelin/public_html/wp-includes/functions.php on line 5427

Notice: ob_end_flush(): failed to send buffer of zlib output compression (1) in /home/pbndelin/public_html/wp-includes/functions.php on line 5427