La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días.
La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida. Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.
Promesas del Sagrado Corazón de Jesús
- Daré a las almas consagradas a mi Corazón las gracias necesarias para su estado.
- Daré paz a sus familias.
- Las consolaré en todas sus aflicciones.
- Seré su amparo seguro durante la vida y principalmente en la hora de la muerte.
- Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.
- Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
- Las almas tibias se volverán fervorosas.
- Las almas fervorosas se elevarán a gran perfección.
- Bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón estará expuesta y venerada.
- Daré a los sacerdotes la gracia de remover los corazones insensibles.
- Quienes propaguen la devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y nunca será borrado de él.
- A todos los que comulguen los nueve primeros viernes de mes, prometo, en la excesiva misericordia de mi Sagrado Corazón, que su amor todopoderoso concederá la gracia de la perseverancia final, no muriendo en mi desgracia y sin recibir los Sacramentos, siéndoles mi Corazón divino su refugio seguro en el último momento