Desde el día 23 de julio, nuestra parroquia se preparó para celebrar la fiesta de San Alfonso de Ligorio, patrono de la comunidad. Miramos en estos días el testimonio de entrega de Alfonso a las personas que estaban en situación de vulnerabilidad: los enfermos incurables, las personas más pobres de su ciudad de Nápoles, los cabreros de las montañas y muchas personas que estaban cansadas y agobiadas. Este testimonio de nuestro patrono nos impulsa a ser una Iglesia cada vez más misionera, inclusiva, misericordiosa y servicial, que sea la casa de todos.
El día 1 de agosto, con mucha alegría, celebramos la fiesta parroquial, con la presencia de hermanos de casi todas las comunidades.
En el templo estaban las cruces de cada una de las comunidades de la parroquia, recordando que somos una comunidad de comunidades. Por la tarde, en una peregrinación – caravana salimos del templo parroquial para ir entregando las cruces a las comunidades del sector urbano. Con un pequeño, pero simbólico signo fuimos reabriendo cada una de las capillas, que desde este día ya comenzarán a tener sus celebraciones eucarísticas, siguiendo las normas sanitarias dispuestas. Fue una caravana de mucha esperanza y alegría de volver a tener nuevamente el encuentro de la comunidad con el Señor. Nos encomendamos a San Alfonso, el misionero de los pobres, para que seamos una comunidad siempre en salida.