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Año de San José

Queridos hermanos y hermanas:

El 8 de diciembre pasado, el Papa Francisco convocó a un Año dedicado a la figura de San José, al cumplirse los 150 años de su declaración como Patrono de la Iglesia. 

Es una iniciativa providencial para conocer más y mejor a quien Jesús, el que nació de María por obra y gracia del Espíritu Santo, llamó y reconoció en esta tierra como papá. 

Para acompañar este Año, el Papa nos ha regalado una hermosa Carta Apostólica sobre San José, llamado Patris Corde (es decir, con corazón de padre), ya que “así José amó a Jesús”, con esos sentimientos de profunda paternidad. 

A lo largo de este hermoso documento, que se los recomiendo leer en internet, el Papa va explicando lo que la Sagrada Escritura y la tradición de la Iglesia han enseñado acerca del padre adoptivo de Jesús, el esposo de María.

Les comparto algunas de esas reflexiones contenidas en Patris Corde y que nos pueden ayudar a vivir mejor este Año de san José, “esta figura extraordinaria, tan cercana a nuestra condición humana”.  Dice el Papa: “Todos pueden encontrar en san José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación”. 

 

Introducción

En un par de páginas, el Papa repasa los textos, que son pocos, en los cuales los Evangelios hablan de san José.

Por de pronto, los 4 evangelistas dicen que Jesús es “el hijo de José”. Es decir, ya en las primeras comunidades cristianas había certeza de quien era José y “la misión que la Providencia le confió”. 

Luego el Papa hace un breve resumen de lo que dicen los evangelios sobre San José. Lo copio por ser muy preciso y enriquecedor para conocer lo que la Biblia dice del padre adoptivo de Jesús. 

 

1.- “Sabemos que fue un humilde carpintero (cf. Mt 13,55) desposado con María (cf. Mt 1,18; Lc 1,27);

 

2.- Llamado un «hombre justo» (Mt 1,19), siempre dispuesto a hacer la voluntad de Dios manifestada en su ley (cf. Lc 2,22.27.39) y a través de los cuatro sueños que tuvo (cf. Mt 1,20; 2,13.19.22).

 

3.- Después de un largo y duro viaje de Nazaret a Belén, vio nacer al Mesías en un pesebre, porque en otro sitio «no había lugar para ellos» (Lc 2,7). Fue testigo de la adoración de los pastores (cf. Lc 2,8-20) y de los Magos (cf. Mt 2,1-12), que representaban respectivamente el pueblo de Israel y los pueblos paganos.

 

4.- Tuvo la valentía de asumir la paternidad legal de Jesús, a quien dio el nombre que le reveló el ángel: «Tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). Como se sabe, en los pueblos antiguos poner un nombre a una persona o a una cosa significaba adquirir la pertenencia, como hizo Adán en el relato del Génesis (cf. 2,19-20).

 

5.- En el templo, cuarenta días después del nacimiento, José, junto a la madre, presentó el Niño al Señor y escuchó sorprendido la profecía que Simeón pronunció sobre Jesús y María (cf. Lc 2,22-35). 

 

6.- Para proteger a Jesús de Herodes, permaneció en Egipto como extranjero (cf. Mt 2,13-18). 

 

7.- De regreso en su tierra, vivió de manera oculta en el pequeño y desconocido pueblo de Nazaret, en Galilea —de donde, se decía: “No sale ningún profeta” y “no puede salir nada bueno” (cf. Jn 7,52; 1,46)—, lejos de Belén, su ciudad de origen, y de Jerusalén, donde estaba el templo. 

 

8.- Cuando, durante una peregrinación a Jerusalén, perdieron a Jesús, que tenía doce años, él y María lo buscaron angustiados y lo encontraron en el templo mientras discutía con los doctores de la ley (cf. Lc 2,41-50).

Hasta aquí los breves, pero muy importantes textos que los Evangelios refieren a José. No está demás decir que no conocemos ninguna palabra pronunciada por San José. Así de profundo es este asumir la segunda línea como dice el Papa más adelante en el documento. Solo conocemos de él por sus obras descritas en estos textos arriba citados. 

 

7 puntos sobre la figura de José

A continuación, el Papa desarrolla 7 puntos dedicados a José. Estos son:

1.- Padre amado

San José es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano, como lo demuestra el hecho de que se le han dedicado numerosas iglesias (y obras) en todo el mundo”;

Y así ocurre entre nosotros también. En la diócesis se cuentan el Colegio de San José de Parral (atendido por las Hermanas de la Consolación) y la Parroquia de San José de Parral, Liceo Bicentenario San José de San Javier (de la Fundación Educacional diocesana), la parroquia de San José de Constitución, y muchas capillas y otras comunidades. Es posible que usted pertenezca a una de ellas. 

Finalmente, “como descendiente de David (cf. Mt 1,16.20), de cuya raíz debía brotar Jesús según la promesa hecha a David por el profeta Natán (cf. 2 Sam 7), y como esposo de María de Nazaret, san José es la pieza que une el Antiguo y el Nuevo Testamento”.

 

2.- Padre en la ternura

Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar si no para salvar. Dios es el Dios de la ternura y la misericordia. “Jesús vio la ternura de Dios en José: «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por quienes lo temen» (Sal 103,13)”. 

“El Maligno nos hace mirar nuestra fragilidad con un juicio negativo, mientras que el Espíritu la saca a la luz con ternura. La ternura es el mejor modo para tocar lo que es frágil en nosotros. …Sólo la ternura nos salvará de la obra del Acusador (cf. Ap 12,10). Por esta razón es importante encontrarnos con la Misericordia de Dios, especialmente en el sacramento de la Reconciliación, teniendo una experiencia de verdad y ternura. 

Paradójicamente, incluso el Maligno puede decirnos la verdad, pero, si lo hace, es para condenarnos. Sabemos, sin embargo, que la Verdad que viene de Dios no nos condena, sino que nos acoge, nos abraza, nos sostiene, nos perdona. 

 

3.- Padre en la obediencia

En los 4 sueños de José, Dios le habla y José obedece, como María. «Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el ángel del Señor le había mandado (Mt 1,24).

En la vida oculta de Nazaret, bajo la guía de José, Jesús aprendió a hacer la voluntad del Padre. Dicha voluntad se transformó en su alimento diario (cf. Jn 4,34). Incluso en el momento más difícil de su vida, que fue en Getsemaní, prefirió hacer la voluntad del Padre y no la suya propia y se hizo «obediente hasta la muerte […] de cruz» (Flp 2,8).

 

4.- Padre en la acogida

 “José acogió a María sin poner condiciones previas. Confió en las palabras del ángel. «La nobleza de su corazón le hace supeditar a la caridad lo aprendido por ley; y hoy, en este mundo donde la violencia psicológica, verbal y física sobre la mujer es patente, José se presenta como figura de varón respetuoso, delicado que, aun no teniendo toda la información, se decide por la fama, dignidad y vida de María”.

“Muchas veces ocurren hechos en nuestra vida cuyo significado no entendemos. Nuestra primera reacción es a menudo de decepción y rebelión. José deja de lado sus razonamientos para dar paso a lo que acontece y, por más misterioso que le parezca, lo acoge, asume la responsabilidad y se reconcilia con su propia historia”. 

“La vida espiritual de José no nos muestra una vía que explica, sino una vía que acoge. Sólo a partir de esta acogida, de esta reconciliación, podemos también intuir una historia más grande, un significado más profundo”.

 

5.- Padre de la valentía creativa

José debió resolver muchas dificultades y problemas para cumplir la misión que el Señor le encomendó. Es la valentía creativa de no quedarse con los brazos cruzados y actuar. Dice el Papa: “Muchas veces, leyendo los “Evangelios de la infancia”, nos preguntamos por qué Dios no intervino directa y claramente. Pero Dios actúa a través de eventos y personas. José era el hombre por medio del cual Dios se ocupó de los comienzos de la historia de la redención. Él era el verdadero “milagro” con el que Dios salvó al Niño y a su madre”.  

“Si a veces pareciera que Dios no nos ayuda, no significa que nos haya abandonado, sino que confía en nosotros, en lo que podemos planear, inventar, encontrar”. El Papa nos invita a la valentía creativa a cada uno de nosotros para como José cuidar al Niño y a la Madre que están frente a nosotros. 

“Así, cada persona necesitada, cada pobre, cada persona que sufre, cada moribundo, cada extranjero, cada prisionero, cada enfermo son “el Niño” que José sigue custodiando. Por eso se invoca a san José como protector de los indigentes, los necesitados, los exiliados, los afligidos, los pobres, los moribundos. Y es por lo mismo que la Iglesia no puede dejar de amar a los más pequeños, porque Jesús ha puesto en ellos su preferencia, se identifica personalmente con ellos. De José debemos aprender el mismo cuidado y responsabilidad: amar al Niño y a su madre; amar los sacramentos y la caridad; amar a la Iglesia y a los pobres. En cada una de estas realidades está siempre el Niño y su madre”.

 

6.- Padre Trabajador

 “Un aspecto que caracteriza a san José y que se ha destacado desde la época de la primera Encíclica social, la Rerum novarum de León XIII, es su relación con el trabajo. San José era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo”. Y el Dios hecho hombre, el hijo de José, también trabajo con sus manos. 

Hoy debemos redescubrir el valor humanizador y santificador del trabajo, que debe alcanzar a toda persona. 

 

7.- Padre en la sombra

En este último punto, el Papa desarrolla la idea del amor casto de José, es decir, el amor no posesivo, sino que el que hace crecer al otro, del don, no del sacrificio. 

“Nadie nace padre si no que se hace”. Es lo que vivió José con su camino de amor a su hijo y a su esposa. Es la paternidad que hace libres. 

Les deseo un año muy bendecido bajo la sombra e inspiración del padre de Jesús, esposo de María.

Les bendice, 

+Tomislav Koljatic M.

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